Andrea Suñé estaba en Palma de Mallorca para cubrir una información que iban a transmitir a la audiencia de ' Y Ahora Sonsoles ' (Antena 3). La periodista estaba dirigiéndose en directo a Sonsoles Ónega , explicándole lo que sucedía, cuando ha ocurrido algo que ha puesto en riesgo su integridad física y la de su compañero, el cámara que estaba grabando la escena. Los hechos se han desencadenado en un edificio de viviendas de la capital balear, donde se han grabado unas imágenes de una pareja que intentaba acceder a un inmueble presuntamente okupado a través de la terraza de la vivienda. Según ha explicado Andrea y le habían contado los implicados, esas personas que querían acceder al piso, este había sido okupado y ella, Sandra, y Santi, un buen amigo, trataban de recuperar su hogar. Andrea comentó con Sonsoles y su equipo el tema y decidieron acudir al lugar de los hechos, pero cuál ha sido su sorpresa cuando Sandra y Santi se han negado a atender al equipo de ' Y Ahora Sonsoles ', poniendo en duda lo que estaba sucediendo. Y es que la casa objeto de disputa, según le han referido a la periodista los vecinos, pertenecía a un pescador muy conocido, a Bartolomé, «y nadie tenía constancia de que tuviera herederos, familia, sobrinos o cualquier tipo de familiares». Todo ello mientras Sandra refería que ella era «sobrina de este hombre y que la vivienda le había sido heredada». Andrea Suñé, retransmitiendo todo esto en directo , ha pedido los papeles de la propiedad a los implicados para que demostraran que sí que eran herederos y estos se han revuelto ante la situación. En paralelo, al otro lado de la puerta del piso, en el rellano del edificio, donde la periodista y el cámara estaban grabando y comentando al momento con Sonsoles Ónega, han comenzado a proferirles amenazas y rápidamente la presentadora ha reaccionado, pues la situación parecía volverse complicada: «Andrea, ¡sal de ahí! ¡ Huye !» Es así que la historia ha cambiado totalmente y el relato se ha dado la vuelta. Ónega y su equipo, incluido la reportera, que seguía en el lugar de los hechos, ya fuera del edificio de viviendas, se planteaban: «¿Estamos ante un caso de okupas de una vivienda ya okupada? ¿Todos son okupas ahí?» De momento la cuestión ha quedado sin respuesta, pero los indicios apuntan hacia eso, pues ni han querido volver a hablar con los medios ni los vecinos reconocen que supieran de herederos o familiares del antiguo propietario de esa casa, ya fallecido.