El pueblo de Portugal entre los mejores del mundo para hacer turismo: tiene una plaza de toros dentro de un volcán
La pequeña isla de Graciosa (no confundir con La Graciosa, en España) es una de las más septentrionales del archipiélago portugués de las Azores. Este paradisíaco territorio fue nombrado Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO, y ahora a esa clasificación, se suma otro reconocimiento del organismo internacional.
En esta ocasión, el único municipio de la ínsula, Santa Cruz da Graciosa, ha sido incluido por ONU Turismo en la lista ‘Best Tourism Villages 2024‘. Así, se convierte en uno de los mejores pueblos del mundo para viajar, gracias a sus impresionantes paisajes, la promoción de la cultura y el desarrollo del turismo sostenible.
Santa Cruz da Graciosa
Santa Cruz da Graciosa se divide en cuatro parroquias: Vila de Santa Cruz, Vila da Praia, Guadalupe y Luz, abarcando así todo el territorio de la isla. En el núcleo principal, Vila de Santa Cruz, los visitantes podrán pasear entre casas de arquitectura tradicional, callejuelas empedradas y templos religiosos como la Iglesia Matriz de Santa Cruz de Graciosa, a la que se suma la del Santo Cristo y la Cruz da Barra.
Por otro lado, también merece la pena acercarse al Museo Etnográfico, que recrea aspectos culturales de la isla en un edificio que reproduce una casa típica de la zona. También expone elementos relacionados con oficios tradicionales como la alfarería, cañones originales de las antiguas fortificaciones que defendían la isla. A este centro se suman otros dos núcleos museológicos, uno sobre la actividad ballenera y otro ubicado en un molino.
Un mirador perfecto para ver el horizonte de casitas blancas y techos anaranjados de la villa es el del monte de Nossa Senhora da Ajuda, ubicado junto a una sencilla pero bonita capilla. A la panorámica se suman molinos de viento, extensos campos de cultivo y la inmensidad del Atlántico. Incluso podremos ver «una curiosa asociación de la invención del hombre y la naturaleza geológica de las Azores: una plaza de toros en el interior de un cráter volcánico«, explican desde Turismo de Azores.
La Isla Blanca
Con 12,5 km de largo y 7 km de ancho, Graciosa recibe el apodo de la Isla Blanca, un topónimo inspirado en algunos de sus enclaves naturales como Pedras Brancas, Serra Branca y Barro Branco, ricos en una piedra de tono blanquecinos llamada traquita.
Sin embargo, el paisaje más espectacular que podemos encontrar en el lugar es la Caldera de Graciosa. Clasificada como Monumento Natural Regional, se trata de un enorme cráter volcánico cubierto de vegetación plantada por el hombre, como acacias y pinos. Las mejores vistas de la depresión volcánica las obtendremos desde la Cueva de Maria Encantada, mientras que en el interior del volcán encontraremos una cavidad bautizada como Furna do Enxofre con cerca de 40 metros de altura en su parte central.
En la escarpada costa insular también disfrutaremos de parajes impresionantes, desde los acantilados de Serra Branca y Ponta da Restinga, hasta las bahías de Vitória y Folga, pasando por el islote de Praia, situado frente a la única playa de toda Graciosa, la de São Mateus.