Borrell: "No es lo mismo la España de Franco que la de Felipe, ni el Israel de Netanyahu que el de Shimon Peres"
El último mensaje de Borrell a la UE por su equidistancia con Israel: “Digan si respeta o no el derecho internacional”
Borrell se despide con un ‘no’ de la UE a romper con Israel: “La historia nos juzgará. He hecho lo que creía que había que hacer”
24 horas antes de abandonar su puesto como vicepresidente y alto representante de la UE, Josep Borrell reconoce que lo que más le preocupa es la situación en Gaza. Y a las puertas de salir de la oficina, admite que puede ser “franco”, aunque avisa de que lo será “más” cuando esté fuera. Aún así, ha aprovechado su último acto público para criticar la posición que ha tenido el club comunitario en materia de política exterior e incluso ha cuestionado que el apoyo a Ucrania se vaya a mantener si Donald Trump retira la ayuda de EEUU. Pero, sobre todo, ha aprovechado para mantener las advertencias sobre el peligro que supone el ultraderechista Benjamín Netanyahu en Israel.
“No es lo mismo la España de Franco que la de Felipe, ni el Israel de Netanyahu que el de Shimon Peres”, ha dicho Borrell en su último acto público en un coloquio organizado por el Instituto para la Geopolítica en Bruselas. Es un mensaje similar al que envió hace dos semanas en el Parlamento Europeo, pero utilizó el símil del dictador para referirse a la victoria de Donald Trump. Lo que pretende Borrell es diferenciar los gobiernos de los países y las sociedades.
En el caso de la israelí, Borrell sostiene que está “colonizada desde dentro por el extremismo y la gente violenta”, según ha dicho antes de participar en la Alianza Global para la Implementación de los dos Estados: “La colonización de la mente de la gente es la cosa más peligrosa a la que se enfrenta la sociedad de Israel, porque está socavando los cimientos de su democracia”.
También ha aprovechado para criticar la equidistancia de la UE con Netanyahu: “Dejen de decir que se debe respetar el derecho internacional, digan si se está respetando o no”. El último intento de Borrell fue que los ministros de Exteriores respondieran a esa pregunta a través de un informe en el que presentaba todas las vulneraciones de derechos humanos y de la legalidad internacional perpetrada por Israel sobre la población palestina. Y, como conclusión, planteaba actuar. ¿Cómo? Suspendiendo el diálogo político con ese país, una decisión que en la práctica sería básicamente simbólica. Aún así, no obtuvo el apoyo de los ministros para llevarla a cabo.
Negar que Israel está incumpliendo las obligaciones en materia de legalidad internacional, a su juicio, le está restando “credibilidad” a la UE. Unas horas antes había elevado el tono contra Netanyahu, sobre quien ha recordado pesa una orden de arresto internacional.
Sin respuesta sobre la ayuda a Ucrania
“Deje de esconderte detrás del antisemitismo. No tiene nada que ver con el antisemitismo. Se trata de buscar la justicia en la escena mundial. Y hasta el último minuto de mi mandato, repetiré lo mismo: está en el honor de Europa aplicar plena y respetuosamente la decisión de la Corte Penal Internacional. Si no es así, el futuro no será muy bueno para la justicia”, ha expresado.
“¿Cómo es posible que no veamos que el gobierno de Netanyahu está pisoteando el derecho internacional humanitario, que está violando sistemáticamente el derecho internacional humanitario?”, se ha preguntado. Borrell ha sido una de las voces más críticas con Israel por la matanza en Gaza, una cuestión a la que su sucesora, la liberal Kaja Kallas, deja en un segundo plano.
Pero no sólo ha cargado por la posición de la UE respecto a Netanyahu. En un coloquio organizado por el Instituto para la Geopolítica en Bruselas, también ha cuestionado que los 27 estén dando marcha atrás en algunas de sus políticas, como la propuesta para luchar contra la deforestación.
Y también ha dejado negro sobre blanco la preocupación que tiene Ucrania de que la ayuda para hacer frente al ataque de Rusia se frene. “No creo que nadie tenga la respuesta”, ha dicho respecto a la pregunta de los ucranianos de cuánto se les va a apoyar.