Tu médica de familia salva más vidas de las que podrías imaginar
Cada semana, nuestro boletín '¡Salud!' te trae las novedades de la actualidad sanitaria y científica que afectan a tu día a día
Recibe el boletín - Te enviamos '¡Salud!' todas las semanas si te suscribes de forma gratuita en este enlace
Esta semana he descubierto un estudio que me ha volado la cabeza. Y de eso te hablo hoy. He sabido que en medicina hay un campo de estudio que disecciona lo que los ingleses llaman “gut feelings”. En español podríamos traducirlo como el “ojo clínico” o las “corazonadas” de los profesionales. Vamos, cuando tu médico o médica dice mientras mira unos resultados: “um, esto no me gusta”.
Resulta que hay personas que se han puesto, con método científico, a medir la eficacia de este pensamiento intuitivo entrenado a base de ver pacientes, de tener tiempo para escucharlos, de equivocarse también, supongo. Gente que se ha esmerado en dimensionar cuánto permite predecir lo que va a pasar.
El culpable de este descubrimiento tan chulo es el médico Bernardino Oliva, que lleva años con las manos en esta masa y acaba de publicar un estudio sobre ello en el último número de la revista de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc). Oliva afirma que “el valor predictivo de las corazonadas es, al menos, comparable al de muchos síntomas o signos reconocidos como de alarma”.
Lo que más le impactó al entrar en este campo de estudio, reconoció cuando hablé con él, fue comprobar que se acertaba el 12% de las veces cuando se tenía una corazonada de que algo grave iba a ocurrir. En Atención Primaria te entra de todo por la puerta. De la mayoría se espera que no revista gravedad porque hay otros recursos asistenciales para atender las urgencias, pero no siempre es así.
Los centros de salud son un diamante por descubrir. También para mí. Pero el diamante, aunque brilla, está enterrado por kilos y kilos de tierra que lo ocultan. Para escribir este artículo hablé con un puñado de médicas y médicos de familia. Todos coincidían: para tener buenas corazonadas se necesita experiencia, pero sobre todo se necesita tiempo. Los cinco minutos atropellados que dura una consulta no valen para sentarse, dialogar, conocerse. Entierran al diamante. Hace un año vi en el Moma de Nueva York una exposición de la artista Georgia O Keeffe que se titulaba así: “To see takes time”. Podría aplicarse también a la Atención Primaria y a tantas otras cosas.
Si te interesa y quieres leer el artículo completo, aquí te lo dejo de nuevo.
Mientras estabas a otras cosas...
- El recorte del paro en la época de Mariano Rajoy empeoró la salud de los desempleados. Hubo tres veces más bajas médicas. Lo ha analizado un estudio ahora.
- ¿Vale más que te lo diga un colega o el médico? Las personas jóvenes pueden ser las grandes aliadas en la lucha contra el tabaquismo. Vamos a aprovecharlo.
- España no está garantizando el derecho a la salud de los vecinos de la Cañada Real, que llevan años sin luz eléctrica sin que pase nada. El fallo es del Consejo de Europa.
La revolución de la sanidad pública
No sé si conoces las terapias CAR-T. Te hago un explainer así rápido antes de contarte una buena noticia. Son tratamientos punteros y personalizados que se basan en extraer a la persona su sangre, aislarte parte de sus linfocitos T para enseñarles en un laboratorio a combatir las células cancerígenas. Una vez “programados”, se vuelven a introducir en el cuerpo de los pacientes con cáncer.
Las terapias CAR-T están obteniendo resultados impresionantes en cánceres de sangre. Pero son muy caras y el acceso es complejo en un ecosistema dominado por las industrias farmacéuticas y sus propios intereses comerciales. La buena noticia que te anunciaba es que la sanidad pública ha empezado a desarrollar sus propias terapias CAR-T de forma autosuficiente en un hospital catalán: el Clínic de Barcelona.
Olivier es uno de los pacientes que ha podido acceder a esta terapia. Desde 2021, cuando recibió las dos infusiones con sus propias células, está en una remisión total de su mieloma múltiple. Aquí nos cuenta su historia. Una historia de esperanza y un motivo más para valorar la sanidad pública. La que no nos falla. La de todas.
Con esto acabo. Me encantaría que me contaras, si las has tenido y te apetece, buenas noticias relacionadas con la salud o el sistema sanitario. O que me hablaras de una médica, una enfermera o un celador del que guardes un recuerdo bonito. Ahí lo dejo. El buzón queda abierto.
Hasta la semana que viene.
Sofía