Sánchez cierra un congreso «de trámite» a la espera de la lucha territorial
Pedro Sánchez cerró ayer el 41º Congreso Federal del PSOE y lo cierra en falso. Un cónclave con la mirada puesta hacia dentro en lugar de hacia fuera, convertido en una suerte de terapia grupal. Orientado en exhibir unidad y blindar a su secretario general frente a los ataques externos. En un momento de máxima debilidad, cercado por los escándalos judiciales que rodean al Gobierno y al partido, el líder socialista apostó por el continuismo, blindando a su núcleo duro. «No es momento de hacer experimentos», señalan en la dirección. «Salimos como entramos. Más de lo mismo, todo sigue igual. Es un congreso raro», tercia otro dirigente, que comparte el diagnóstico de un partido centrado en la autodefensa.
No ha habido ambición en las propuestas, ni en las caras, ni en el proyecto. De hecho, en cuanto a la ponencia que sale de este cónclave se han dado pasos atrás en materia de igualdad y derechos LGTBI, eliminando la referencia queer (Q+) de los postulados del partido. «Hubo más cambios en la dirección en el Comité Federal de hace un año que ahora», recuerda un alto cargo socialista. La sensación generalizada es que se ha tratado de un cónclave «de trámite» y que la verdadera batalla se librará en los congresos regionales, que se sucederán a partir de ahora en cascada. Será entonces, en los sucesivos territorios, donde se podrá vislumbrar el verdadero pulso del partido y las cuitas internas entre críticos y afines por hacerse con el poder y recolocarse internamente. Hasta entonces, compás de espera.
De este modo, Sánchez gana tiempo y buscará reforzar su control sobre federaciones díscolas como Aragón, la Comunidad de Madrid, Castilla y León y también sobre Extremadura y Andalucía. En Castilla-La Mancha no hay discusión, no se iniciará ningún pulso e incluso el presidente hizo ayer mención de reconocimiento a Emiliano García-Page en su discurso por su gestión de la DANA. De este 41º Congreso Federal, Sánchez sale, además, con menos apoyos de los que obtuvo hace tres años. En la votación de los órganos federales, la nueva dirección ha logrado un 90% de los apoyos. Esto es, un 5% menos de los que consiguió en Valencia, donde obtuvo el 95% de los mismos.
Para el cierre de un cónclave sin grandes propuestas, Sánchez se reservó un anuncio estrella en materia de vivienda: la creación de una gran empresa de vivienda pública capaz de gestionar y construir vivienda desde la Administración General del Estado. Una cuestión, la vivienda, de la que el Gobierno ha querido hacer «causa nacional» convirtiéndola en una prioridad en esta legislatura, pero que no acaba de concretarse por el reparto competencial con las CC AA. Para tratar de paliar la sensación de «fin de ciclo» que ha rodeado la cita, tal como ayer publicara este diario, el presidente puso rumbo a 2027 y al reto de recuperar el poder territorial cedido hace un año. Sánchez volvió a reiterar su intención de presentarse a la reelección entonces, un pronunciamiento que repite sistemáticamente desde que sembrara dudas sobre su continuidad el pasado mes de abril.
Precisamente en esa clave y para disipar cualquier sospecha entre los suyos, el líder socialista hizo balance sobre la década que lleva al frente del partido y sus casi siete años en el Gobierno. «Han sido años muy gratificantes por las transformaciones y también años muy exigentes», dijo, para reconocer inmediatamente que «con todo ese tiempo a mis espaldas os he de reconocer que en estos últimos meses he reflexionado mucho sobre qué hacer con mi vida», aseguró, recordando esos cinco días que se tomó a finales de abril en los que amagó con dimitir.
Sánchez reconoció que valoró si le «tocaba dar un paso a un lado o hacia atrás». «He hablado mucho con mi familia al respecto. Ellos también son víctimas del odio de los odiadores profesionales. Y la conclusión de toda esa reflexión es la razón por la que hoy estoy aquí en pie, hablando desde esta tribuna. La decisión es que, si algo toca, nos toca en el ámbito de las responsabilidades es dar un paso al frente. No un paso a un lado ni un paso atrás», sentenció. «Tengo más ganas, más ilusión y más fuerza que nunca», reconoció para despejar cualquier duda.
El líder socialista reivindicó las transformaciones que el partido ha hecho, incluso cuando se pudiera pensar que eran «metas imposibles» se han convertido «en una realidad». «Hoy la convivencia triunfa en Cataluña gracias a un president como Salvador Illa», presumió, añadiendo que «si nos centramos en los datos, España vive uno de los sus mejores momentos a lo largo de la historia», presumió. Sin embargo, el cerco judicial, que también denunció lo sigue eclipsando todo.