Construcción Industrializada: una solución para afrontar el reto de 150.000 viviendas en España
España se enfrenta a la necesidad urgente de construir 600.000 viviendas en los próximos años y la Construcción Industrializada (CI) ha surgido como una solución para abordar este problema. Con la capacidad de construir hasta 150.000 viviendas, la CI ofrece ventajas competitivas al reducir los tiempos de edificación hasta en un 40%, un ahorro que resulta crucial en un mercado inmobiliario exigente.
La esencia de la CI radica en trasladar gran parte del proceso constructivo a fábricas especializadas, donde se ensamblan módulos previamente fabricados. Este modelo no solo optimiza tiempos, sino que también reduce los costes de construcción en una proporción similar, haciendo posible el desarrollo de viviendas de alta calidad a precios más asequibles. Proyectos como la promoción de Madrid Río por Vía Ágora o la iniciativa de Aedas en Alicante destacan como ejemplos exitosos, demostrando que la CI puede cumplir con altos estándares técnicos y económicos. Por ello, el Colegio de Aparejadores de Madrid organizó conferencias el pasado mes de octubre para ofrecer formación sobre esta forma de construcción.
Un problema adicional que la CI contribuye a mitigar es la escasez de mano de obra en el sector de la construcción tradicional, que actualmente se enfrenta un déficit de más de 700.000 trabajadores. Al centralizar los procesos en fábricas estratégicamente ubicadas, se abre la posibilidad de generar empleo en regiones con mayores tasas de desempleo o en áreas despobladas, dinamizando la economía local y promoviendo un desarrollo más equitativo.
Además de los beneficios económicos, también aporta mejoras significativas en las condiciones laborales. Al operar en entornos controlados, las fábricas ofrecen espacios más seguros y estables para los trabajadores, lo que contrasta con los riesgos asociados a las obras tradicionales.
En términos de sostenibilidad, la CI representa un cambio de paradigma en la construcción, alineándose con las tendencias globales hacia una economía más responsable. Este modelo reduce significativamente el impacto ambiental al minimizar los residuos, mejorar la eficiencia en el uso de materiales y disminuir la huella de carbono generada por los procesos constructivos.