Català-Roca, por partida doble en Madrid . Cuando murió en 1998, el gran fotógrafo catalán dejó inéditos dos proyectos de fotolibro –publicó más de ochenta en su carrera– en los que andaba trabajando en sus últimos años: uno sobre Barcelona (el quinto sobre su ciudad, uno de los motivos más importantes de su fotografía) y otro sobre Nueva York, que aún tendrá que esperar para ver la luz. El primero lo tenía casi listo. En su estudio se hallaba la maqueta, hoy propiedad de su hijo Andreu. Quiso que la mayoría fueran imágenes dobles –mezcla distintas épocas, blanco y negro y color– y que el fotolibro no llevara texto. «Los libros de fotografía no deben llevar texto junto a la...
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