Lo que ha ocurrido este martes en Corea del Sur sirve para ilustrar el peligro al que se enfrentan todas esas democracias empeñadas en devorarse a sí mismas frente a autocracias cada vez más perfectas y coordinadas. El presidente Yoon Suk-yeol ha intentado un autogolpe declarando la ley marcial. El Parlamento nacional, pese a sufrir el asalto de 300 militares, ha bloqueado esa medida de excepción, forzando a hacer el cangrejito a un inepto presidente que tendría los días contados en el puesto en virtud de un juicio político por traición. La saga de Seúl parece excepcional, pero en realidad no lo es. Forma parte del declive de las democracias liberales por todo el mundo. Con síntomas que resultan demasiado...
Ver Más