En el sur de Francia (en la región de Occitania y en el departamento de los Pirineos Orientales), situado en la Costa Bermeja y a tan solo 30 kilómetros de la frontera con España, se encuentra el que según afirman los propios franceses es el pueblo más bonito del país y razón no les falta. Por estas fértiles tierras pasaron a lo largo de la historia griegos, fenicios, romanos, visigodos y árabes, pero fue en la época en la que pasó a formar parte de los reinos de Aragón y Mallorca cuando vivió su mayor esplendor convirtiéndose en un puerto estratégico y comercial coincidiendo con la construcción del puerto y la reforma del castillo para hacerlo infranqueable. Con la muerte...
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