No fue impostura o un intento para salvaguardar las apariencias. Cuando el
Barça cayó con estrépito ante Las Palmas en Montjuïc,
Raphinha (27 años) alzó la voz en el vestuario para minimizar el impacto de su gol, admitir que el equipo había bajado su nivel y que el juego no había estado a la altura, sobre todo al defender presionando. Reclamó mayor entrega al escudo. Y ante el
Mallorca en
Son Moix demostró que no eran solo palabras gruesas.
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