Cuando en 2009 Alberto Núñez Feijóo asumió el mando de la Xunta, su ejecutivo, en un contexto de crisis, dio un v olantazo a los planes que el gobierno bipartito tenía para el proyecto de construcción de un nuevo hospital en Vigo, los mimbres de lo que ahora es el Álvaro Cunqueiro. Entre otras cosas, se redujo el número de camas previstas, y, sobre todo, se echó mano de una fórmula de colaboración público-privada para su construcción. Pero, ¿era imprescindible el cambio de planteamiento del proyecto en ese escenario de crisis? ¿los planes que el PSdeG y el BNG tenían para el nuevo hospital habían dejado de ser viables? Estas dos preguntas han sobrevolado este jueves de la Comisión de Investigación sobre Contratación Pública del Parlamento de Galicia durante la comparecencia de María José Rubio Vidal, conselleira de Sanidade entre 2005 y 2009, es decir, durante el efímero gobierno bipartito que encabezaba Emilio Pérez Touriño. Y Rubio, a preguntas de los portavoces del PPdeG, PSdeG y BNG en la Cámara –el de Democracia Ourensana no asistió–, defendió que los planes que ellos tenían para el hospital eran perfectamente «viables». Toda la polémica gira en torno a un informe de fiscalización del Consello de Contas de Galicia publicado en julio, que ponía en tela de juicio el modelo elegido por la Xunta de Feijóo para la construcción del nuevo hospital vigués. Ese estudio concluía que habría sido más eficiente y barato haber optado por una licitación pública en lugar de por una concesión privada: la elección del modelo de contratación se realizó «sin términos de eficiencia y eficacia con respecto a una adjudicación de contrato público tradicional», sostiene el Consello de Contas en un informe de 300 páginas. Según sus cálculos, la Xunta podría haberse ahorrado unos 470 millones de euros de haber procedido de otra manera. Pero, ¿era posible? Los populares insisten en que en ese contexto de crisis económica no había alternativa. Y que el modelo elegido sirvió, además, para poder inaugurar el hospital Álvaro Cunqueiro en 2015, es decir, un plazo razonable: «Nosotros no ponemos en cuestión lo que quería hacer el bipartito, nosotros defendemos lo que se hizo después de 2009. En 2009 el hospital no estaba hecho, y en 2015 ya estaba acabado y en funcionamiento», argumentó ayer en la comisión el diputado del PP Roberto Rodríguez. Con esta cuestión en el aire, la conselleria de Sanidade del bipartito quiso echar la vista atrás, y se remontó a la situación sanitaria que se encontró el gobierno de Touriño cuando accedió a la Xunta. Y María José Rubio jugó la carta de la 'herencia recibida', hace ya 20 años, del ejecutivo popular de Manuel Fraga. En síntesis, la entonces conselleira aseguró que había un agujero de 400 millones de euros, y, en concreto, en el área sanitaria de Vigo, una fragmentación y un estado deficiente de las instalaciones hospitalarias que hacían imprescindible la construcción de un nuevo hospital de referencia. Rubio defendió, en la misma línea que había hecho en la misma comisión la e xconselleira de Obras Públicas María José Caride , y en contra de lo que sostiene los populares, que, cuando Feijóo apeó al bipartito de la Xunta, sus planes para el nuevo hospital –todavía sin nombre– estaban ya muy avanzados: «Llegamos a presentar a la sociedad viguesa el proyecto del nuevo hospital, haciendo público el número de camas, de quirófanos y todas las estructuras sanitarias». La entonces conselleira detalló que, pese a haber encargado dos informes para estudiar los posibles modelos para financiar el nuevo complejo, el bipartito se decidió por construirlo a través de la Sociedade Pública de Investimentos (SPI), adscrita a la Xunta, por considerarla la «forma más idónea». Y añadió que, en febrero de 2009, poco antes de las elecciones en las Feijóo consiguió su primera mayoría absoluta, el Consello de la Xunta aprobó un plan de financiación de la SPI que reservaba 420 millones para los nuevos hospitales de Vigo y Pontevedra. Pero la derrota en las urnas, argumentó la conselleira, echó al traste todos estos planes: «No duden de que hubiéramos hecho esos proyectos», aseveró Rubio en la comisión. Rechaza así la insinuación del PP de que el bipartito también hubiera optado por la fórmula del ejecutivo de Feijóo de haber estado en su piel: «Tratan de buscar así una justificación». Pese a ello, la entonces responsable de la cartera sanitaria está convencida de que de aquellas brasas quedó algún estertor: de no ser por el plan del bipartito, el Cunqueiro «no sería el hospital que es ahora». Aquel proyecto que no se materializó, razona Rubio, «condicionó» al ejecutivo de Feijóo, que, pese a desinflarlo, «tuvo que mantener la capacidad de al menos 950 camas». La diputada del PSdeG Elena Espinosa puso énfasis en otra cuestión deslizada por Rubio en la comisión: que cuando llegó el bipartito comprobó que el PP de Fraga no proyectaba «un hospital de referencia, sino un cuarto hospital en la parroquia de Beade». Y Montserrat Prado (BNG) acusó al PP de usar argumentos que son un «despropósito» para justificar la fórmula elegida para construir el hospital.