Aunque todavía fresco su rostro y brillante su mirada, las canas delatan a
Kevin Love y sus
17 años en la NBA, al servicio ahora de los Miami Heat y su inquebrantable e innegociable cultura a sus
36 años como valioso jugador de banquillo, aportando también por supuesto su sabiduría tras unas cuantas batallitas vividas, entre ellas el novamás de las épicas con la remontada de los Cavaliers de
LeBron James y Kyrie Irving a los Warriors en las Finales de 2016. En aquella milagrosa misión también participó un joven Jordi Fernández de 33 años como parte del cuerpo técnico de Tyronn Lue.
Seguir leyendo...