Las mantas que ha vendido el Ale-Hop del Paseo Colón son la medida de Sevilla, la ciudad que mejor sabe dar frío a sus delirios. Al llegar la Virgen de los Reyes a la Puerta del Príncipe, con media luna encendida, estaba el sillerío tiritando. Moría el sol por detrás de las campanas de Santa Ana, allende el río, y la brisa dejaba caer su escarcha sobre la tumbilla para inaugurar un frío de Madrugada que el Gran Poder maneja como nadie. Qué silencio le arranca al silencio. El Señor todo lo calla. El racheo es su música. La mudez que nos sale de los huesos es su ritmo. Padrenuestro en la Maestranza. Las calles aledañas solitarias y la serenidad...
Ver Más