Que a Emilio Muñoz le hayan entregado un premio bautizado con el nombre de Juan Belmonte , mito al que tanto ha idolatrado durante su trayectoria profesional y vida personal, viene a ser como los recientes reconocimientos a los periodistas José Peláez y Jesús Vigorra con los premios ' David Gistau ' y ' Jesús Quintero '. Unos galardones cuyo calibre se mide por el espesor de su denominación. Que reconocen una estela o una sucesión. Que es lo que ocurre con el maestro de la calle Pureza, efluente sobre el que mejor y más ha emanado el concepto belmontino. Eso que la gente del cine llamaría 'spin-off', como derivación certificada de la obra original. La secuela del toreo de...
Ver Más
