La lucha por el poder en Siria: las claves tras la caída del régimen de al-Assad
Las banderas rebeldes ondean en Alepo. Bashar al-Assad ha caído, tras 24 años al mando del régimen en Siria. Un conflicto que se arrastra desde 2011, que tuvo una ‘tensa calma’ en 2019, y que volvió a estallar hace escasos días cuando el grupo rebelde Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y facciones aliadas se aventuraron en una ofensiva desde el noroeste del país para lograr la salida del tirano sirio.
Hablar del futuro de Siria hoy, tras la caída del régimen, es una incógnita. La principal figura que surge en este momento es Abu Mohammed al Jawlani, líder de HTS, quién tendrá la misión de lograr integrar en el mismo gobierno a las diferentes facciones existentes.
Cabe recordar que desde el inicio de la guerra en Siria, se fueron generando diversas facciones. Algunas más democrátas, como las Fuerzas Democráticas Sirias (apoyadas por Estados Unidos) y el Ejército Nacional Sirio (apoyado por Turquía), y otras más extremistas, donde aparecen los rebeldes yihadistas de HTS y el grupo aún más radical conocido como el Estado Islámico (ISIS).
La principal dificultad, señalan los expertos, es que el conflicto “no solamente son cruces políticos”. “No se hacen cruces solamente ideológicos, hoy día hay cruces que tienen que ver con elementos culturales, con temas históricos, con temas religiosos”, explicó en diálogo con Radio y Diario Universidad de Chile el analista internacional Mladen Yopo.
“Se han levantado una serie de milicias que han respondido a la defensa de sus propios territorios. Son milicias de carácter muy diversos: desde milicias cristianas, hasta milicias kurdas”, complementó Yopo.
La posibilidad de una Siria que siga dividida en Estados no reconocidos, y la latente probabilidad de una nueva guerra civil, es uno de los escenarios que se vislumbran. “Siria no va en tránsito a una democracia”, advirtió el analista internacional y académico de la Universidad de Chile, Guillermo Holzmann, consultado por nuestro medio.
“La propuesta de al Jawlani hacia un ‘gobierno de salvación nacional’, que es la propuesta paraguas bajo el que están todos estos grupos, significa que Siria va en tránsito a una teocracia, que puede ser más moderada”, aseguró Holzmann.
La figura encargada de la unión
Los expertos coinciden en el rol clave que tendrá al Jawlani para lograr una unidad entre los grupos que derrocaron a al-Assad. Si bien su milicia surgió como afiliada a Al Qaeda, se separaron de ésta en 2016 y desde entonces ha buscado un discurso más conciliador entre los grupos disidentes a al-Assad.
“Rechazó de alguna forma al Estado Islámico”, comentó Yopo al respecto. “Sin embargo, lo que tiene es una postura muy inclusiva. Mejorando su imagen yihadista, más dura, fue generando conceptos de gobierno de salvación. Se muestra como una persona pluralista de defender minorías”, describió el analista.
Al suavizar su discurso, Jawlani consiguió una situación de mayor inclusión entre las facciones. “Va a tratar de representar a distintos sectores en los que está dividida Siria”, anticipó Yopo.
Un desafío nada sencillo, continuó Yopo. Es más, reparó en que la situación actual “desestabiliza más la zona” ya que “no se sabe qué va a pasar con el resto de las facciones”.
Holzmann, en tanto, apuntó al gobierno que HTS instaló en la provincia conservadora de Idlib, al noroeste de Siria como ejemplo del futuro que podría tener la nación. “¿Qué es lo que hace al Jawlani? Genera institucionalidad, en términos de educación, acceso, servicios sociales básicos. Es lo que le da fuerza y credibilidad dentro de Medio Oriente”, expuso el analista internacional.
A su vez, destacó que el líder de HTS realizó un trabajo de años para lograr “haber consolidado en toda la región una capacidad militar, apoyada por Estados Unidos, y por Occidente en general”. “A nivel micro logra hacerse creíble y reunir las fuerzas para que apoyen o no intervengan en el avance rebelde que finalmente saca a Bashar al-Assad”, agregó Holzmann.
Los intereses ajenos
Mientras tanto, en Siria también convergen intereses de muchos países: Irán, Rusia, China, Israel, Estados Unidos. Cada uno apoyando a una facción distinta y que ahora se enfrentan a escenarios diversos.
“Tenemos lo que es Israel, donde tiene como objetivo terminar con el eje de resistencia. Donde estaban Hezbollah y todas las fuerzas pro iraní que están en Siria. Por lo tanto, era uno de los interesados en cooperar, probablemente de manera clandestina, en apoyar el avance de los rebeldes”, analizó Guillermo Holzmann en primer lugar.
Mladen Yopo, en tanto, comentó que Israel está generando “un cordón de seguridad” en este momento. “Tomándose nuevas zonas, ampliando el cordón de seguridad, pero no sé cuánto tiempo lo pueda mantener, porque de alguna forma ni Hamas ni Hezbollah han sido derrotados. Irán sigue siendo una potencia regional, que ve tambalearse un poco sus aliados estratégicos, pero como país sigue siendo un elemento importante”, consideró.
También, los analistas sostienen que para países como China y Arabia Saudita, Siria se había convertido en un problema. Incluso, para Rusia. No obstante, coinciden en que Vladimir Putin tomará un papel más bien de resguardo a la espera de que se establezcan las nuevas autoridades sirias.
“Rusia va a recomponer las relaciones posteriormente con el nuevo gobierno rebelde, una vez que se instale y se sepa bien cuáles son sus objetivos. Hace una jugada táctica a la espera de la recomposición de la distribución de poder al interior”, señaló Holzmann.
Por su parte, Mladen Yopo aseveró que el grupo rebelde querrá tener “relaciones cordiales con Rusia”. “Les conviene frente a posibles enemigos como el caso de Israel que tiene un apoyo incondicional de Estados Unidos. Rusia quiere mantener su base en Tartus, quiere tener buenas relaciones con el nuevo régimen sirio. Incluso con promesas de ciertas tecnologías o recursos para poder viabilizar un gobierno que hoy día no logra establecerse”, analizó.
El también muy interesado en el destino de Siria es Estados Unidos. Así, Holzmann apuntó al objetivo de Joe Biden de “dejar un legado”. “Ha tenido una estrategia permanente, que ha sido evidente en las últimas semanas, de poder zanjar lo máximo que pueda los conflictos actualmente existentes”, indicó.
“Eso va desde Taiwán, pasando por Ucrania, obviamente por Medio Oriente, de tal forma de poder dejar un legado de lo que ha sido la política exterior demócrata, y disminuir el espacio de maniobra a Trump cuando asuma el poder. Hay una estrategia política, ideológica y de oportunidad de parte de Biden”, cerró Holzmann.
En este contexto, advierten los entendidos, la disputa entre las potencias mundiales por quedarse con los codiciados yacimientos petroleros en una Siria reconstruida es un escenario que no se puede descartar.