Papa Francisco: “Digan que apoyo plenamente a la misión Scicluna-Bertomeu y no los apoyo a ellos”, por Paola Ugaz
(*) Por Paola Ugaz, periodista peruana
Lunes, 9 de diciembre de 2024. Nueve de la mañana. Biblioteca del Palacio Apostólico. Los tres periodistas Pedro Salinas, Elise Allen y Paola Ugaz, quien suscribe, representando a tantos otros como Daniel Yovera y, por supuesto, a tantas víctimas del Sodalicio, hemos encontrado a Francisco.
Lo primero ha sido darle las gracias por la “Misión Especial Scicluna-Bertomeu”. Un gran avance desde aquel 10 de noviembre de 2022, cuando me recibía por primera vez y conocía de primera mano la brutalidad de los abusos de todo tipo cometidos por el Sodalicio y la persecución judicial que Pedro y yo estábamos sufriendo en aquel momento, y que continúa hasta hoy.
Además de subrayar el buen hacer y el cariño que han suscitado Monseñor Scicluna y Monseñor Bertomeu entre las víctimas durante todo el tiempo que ha durado la “Misión Especial”, en esta ocasión hemos informado al Papa de nuestros últimos hallazgos sobre los presuntos delitos financieros que han cometido el padre Jaime Baertl y sus secuaces desde que, en el 2000, lograron calificar sus cementerios como “misiones católicas” y, usando el Concordato, burlar al fisco peruano.
Otra cosa que hemos dicho a Francisco es que los abusos físicos, sexuales, psicológicos y espirituales, así como la corrupción económica detectada hasta ahora, denunciados ante la “Misión Especial”, son solo la punta de un iceberg y que el actual Sodalicio es esencialmente el mismo de Figari y la “generación fundacional”. “Vamos a acabarlo”, nos ha dicho el Papa. Pedro Salinas ha preguntado: “¿Pero cuándo?”. “Hay que acabarlo bien”, ha dicho el Papa. Pedro ha replicado: “¿Cuándo, Santo Padre?”. Francisco le ha dicho: “Voy a hablarlo ya con quien debo”.
Nosotros le hemos subrayado que la supresión del Sodalicio y los otros grupos que dependen del falso carisma de Figari no es suficiente. Por lo que están diciendo en redes y artículos, en el actual Sodalicio están convencidos de que pueden revertir el proceso cuando muera el Papa. “No son los únicos y el golpe que llevo en la barbilla me lo dio un obispo al que no hice cardenal”, ha dicho con su habitual sentido del humor, mostrando también lo relajada de nuestra conversación.
También le hemos dicho la importancia de una indemnización justa para las víctimas, sobre todo ante los repetidos intentos del actual Sodalicio de lavar su imagen. La segunda comisión del Sodalicio de 2017, la de Ian Elliott, fue una estafa. Recientemente, Correa y los suyos, a partir del susto por una posible supresión, han comenzado a contactar a víctimas que hasta ahora no habían sido nunca reconocidas. Todo esto debe ser reconducido a una comisión independiente que de verdad repare a las víctimas con dinero que, por otra parte, han logrado por métodos opacos o incluso delictivos. Pedro Salinas ha subrayado que las víctimas se sienten defraudadas, desesperanzadas y decepcionadas. Francisco le ha tranquilizado: “El proceso acabará bien”.
Elise Allen, por su parte, ha introducido un nuevo problema: mientras que el periodista Alejandro Bermúdez, en su último mensaje, dice que se toma su tiempo a la espera de que venga el nuevo Papa (y arregle su “caso”, es decir, que le regrese a donde pertenece, su comunidad), ella resaltó que hay muchísimas víctimas en Estados Unidos que no han podido ser escuchadas por miedo a las represalias. Por esto ha solicitado al Papa una extensión de la “Misión Especial” a Denver.
El tema más delicado que se ha tratado hoy, sin embargo, ha sido el amparo que Pedro Salinas y yo misma necesitamos del Vaticano. Le hemos explicado que Caccia y Blanco, asesorados por los abogados del Sodalicio, intentan negar una y otra vez la inmunidad diplomática a Bertomeu, agente diplomático enviado por el mismo Papa, jefe de Estado, en misión especial.
La inmunidad diplomática se la da la función que ha ejercido. Por ello, le hemos pedido que alargue dicha inmunidad, como ocurre a veces en otros casos, a aquellos que por defender los derechos humanos en Perú, atacados en este caso por una organización criminal eclesial, estamos sufriendo persecución judicial desde hace siete años.
No podía terminar la reunión sin decirle al Papa Francisco cómo lo usaron aquellos dos que encontró el 23 de noviembre, Giuliana Caccia y Sebastián Blanco (ambos forman parte de empresas que son parte del Sodalicio), y el terrible impacto que tuvo en las víctimas. Le hemos dicho cómo han mentido también desde el primer día aquellos que defendían a Caccia y Blanco (particularmente Alejandro Bermúdez y Luciano Revoredo) y cómo, por decir la verdad de lo ocurrido durante la “Misión Especial”, ahora llaman a las víctimas “activistas mediáticos”. Sin embargo, la última y más grave manipulación ha sido la que han hecho a la persona del Papa, pues han vendido su encuentro como una desautorización a Bertomeu, miembro de la misión especial. Moviendo la cara con disgusto ha dicho: “Esto no es cierto, cuenta con todo mi apoyo”.
Después, el Papa iba asintiendo mientras le explicábamos de primera mano lo ocurrido en la Nunciatura, el martes 25 de julio de 2023: quienes se presentaron en la Nunciatura como víctimas sin serlo eran Caccia y Blanco; quien nos preguntó si era verdad lo dicho el día antes ante Bertomeu fue el arzobispo de Malta; quien nos reveló la identidad de los declarantes fue un reportero gráfico que estaba en los alrededores de la Nunciatura; quien publicó el artículo en cuestión, Raúl Tola, en este periódico, nunca reveló el nombre de Caccia y Blanco.
Todo un montaje de estos dos, orquestado por el Sodalicio y en especial por Jaime Baertl, para enredar y desautorizar a las víctimas y a la nueva víctima del Sodalicio, Jordi Bertomeu. Le hemos dicho que es uno de los pocos en la Iglesia que de verdad ha mostrado un compromiso con las víctimas. Decidimos buscar a Bertomeu, nada más salir del encuentro, para agradecerle todo lo hecho por las víctimas en este último año y que lo traslade a Scicluna. Lo mismo haremos con el cardenal Robert Prevost cuando regrese del viaje a Kenia y con sor Simona Brambilla, secretaria del Dicasterio del que depende el Sodalicio.
Le hemos advertido también a Francisco que esté atento a aquellos que, por intereses que desconocemos, han hecho lo posible e imposible para que el desgraciado encuentro suyo con Caccia y Blanco tuviera lugar. Por ello, le hemos pedido que declare en algún momento su incondicional apoyo a la “Misión Especial”. “Pueden usar esta reunión para decir públicamente que apoyo plenamente a la misión Scicluna-Bertomeu y no los apoyo a ellos”, nos dijo el Papa Francisco.4o