Pablo de la Peña: Continuidad sin progreso visible
Estamos iniciando el último mes del 2012, y con esto iniciamos el final del primer trimestre de Claudia Sheinbaum como presidenta de México.
En este primer trimestre ha quedado clara la continuación de la presidencia de López Obrador, por un lado, se aprobaron casi todas las reformas que López Obrador mandó al congreso a principios de este año, y por otro, la desaceleración de la economía mexicana y los altos índices de inseguridad que fueron los sellos de la presidencia de López Obrador se mantienen y permanecerán en el 2025.
En los resultados publicados hace unos días de la última encuesta a especialistas en economía del sector privado por Banco de México, se espera que la economía mexicana cierre con un crecimiento para el 2024 alrededor del 1.50 por cierto, un crecimiento mucho menor al del año pasado que superó el 3 por ciento.
Las amenazas de Trump con impuestos a los productos que exportamos ha generado pesimismo para el crecimiento de nuestra economía para el 2025, y ahora se estima que el Producto Interno Bruto de México pueda crecer aproximadamente el 1.20 por ciento para el siguiente año; esto también es mucho menor al rango estimado por la Secretaría de Hacienda en los Criterios Generales de Política Económica, sobre los cuales se elaboró el presupuesto para el año entrante.
Los especialistas en economía esperan que la inflación se vaya controlando, y esperan que cerremos este año con una inflación cercana al 4.40 por ciento, muy cercana a la cifra meta de Banxico, por lo que podríamos esperar nuevas reducciones en la tasa de interés objetivo del Banco Central; aunque tengo mis dudas.
Sin embargo, la incertidumbre que ha generado las amenazas de Trump y una posible inestabilidad económica internacional está presionando también a nuestro tipo de cambio.
En las últimas semanas hemos visto que el peso se ha depreciado, la semana pasada cerró por encima de los 20 pesos por dólar.
A inicios de enero de este año, el tipo de cambio FIX para solventar obligaciones en dólares que publica el Banco de México estaba en 17 pesos por dólar, para el 26 de noviembre rompía el techo de los 20.70 pesos por dólar.
Los especialistas estiman que el tipo de cambio continúe por encima de los 20 pesos por dólar todo el 2025. Yo creo que podría incluso rebasar los 22 pesos por dólar. Explico a continuación.
La probabilidad de que Trump imponga aranceles a productos mexicanos el mismo 20 de enero, o en los siguientes días después de haber tomado posesión como presidente, es muy alta. Si algo ha demostrado es seguir su propia lógica sin importar las consecuencias económicas o políticas, con tal de “ganar” en el terreno de la negociación “de lo que sea”.
Incluso, el simple hecho de tener la amenaza de imponer aranceles a productos mexicanos continuará presionando el valor de nuestra moneda, y de mantenerse el tipo de cambio por encima de los 20 pesos por dólar hace repensar la posibilidad de reducir la tasa de interés.
Un alto tipo de cambio (una moneda depreciada) con bajas tasas de interés es contraproducente para la atracción de inversión extranjera y por lo tanto para la inversión productiva, y por ende para el crecimiento económico.
Aunque el “spread” entre la tasa de interés de los Estados Unidos y la de México es casi de 5 puntos, la depreciación del peso se comería dicho “spread” y con ello reduce la atractividad de México para la inversión extranjera.
Por lo que, si además de la depreciación del peso Banxico reduce la tasa de interés objetivo, el “spread” entre las tasas de interés de Estados Unidos y México se hace más pequeño.
Con respecto a los principales factores que podrían limitar el crecimiento económico en México, los especialistas consultados por el Banco de México siguen opinando que la inseguridad pública es el factor más importante. En segundo lugar, se encuentra la inseguridad de la política interna y en tercer lugar “otros” problemas de estado de derecho.
En resumen, estamos cerrando el 2024 con una desaceleración respecto al 2023 y con una perspectiva negativa para el 2025; aunado a lo anterior en estos casi tres meses de la nueva administración federal hemos visto una continuidad inercial de la política del sexenio anterior; ni si quiera en el discurso político de las nuevas mañaneras se logra identificar algún signo de mejora ante los grandes retos que persistirán en el 2025.