Inmigración, CNI y «foto» en Bruselas, las nuevas cesiones
El Gobierno está dispuesto a jugar fuerte para conseguir su objetivo prioritario: asegurar la legislatura con la aprobación de unos nuevos Presupuestos. Si no lo consigue, está decidido a sobrevivir con una prórroga, pero el «plan A» a día de hoy es ser capaz de alumbrar unas nuevas cuentas públicas. Para ello, en Moncloa están abiertos a hacer cesiones, en lo práctico y en lo simbólico, gestos políticos que permitan cerrar la negociación presupuestaria. Pero, para lograrlo, primero hay que cerrar los «compromisos pendientes». «El Gobierno cumple», repiten sistemáticamente en Moncloa, como una suerte de mantra que busca crear las condiciones propicias para que las conversaciones con Junts lleguen a buen puerto.
La interlocución existe y no se ha interrumpido. En el Ejecutivo se felicitan de que Carles Puigdemont quiera hacer política y esto se atestigua en las reuniones tanto físicas –en Suiza– como telemáticas que se están manteniendo, al máximo nivel y en esferas intermedias, con contactos fluidos y con carpetas abiertas en varios ministerios. «La cosa va en serio», resumen en el Gobierno. El nudo gordiano está en desbloquear la «cesión integral» de las competencias en inmigración a la Generalitat, unas negociaciones en las que se habían producido «avances» sustanciales en las últimas semanas y en las que todavía quedan «flecos» por atar. Las sensaciones son positivas. También hay optimismo en lo relativo a la desclasificación de documentos del CNI sobre los atentados del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils. El Gobierno cumplió con la creación de una comisión de investigación y está dispuesto a hacerlo también en la dotación de contenido a la misma. Menos expectativas genera el uso del catalán y otras lenguas cooficiales en las instituciones europeas, donde las sucesivas peticiones del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se han topado con las trabas de la burocracia comunitaria.
Otro asunto, muy ligado a las cuentas, y que deberá pactarse necesariamente con carácter previo, son los objetivos de déficit y la senda de estabilidad, en la que Junts ha pugnado por una suficiencia para Cataluña que excedía las previsiones iniciales de Hacienda. El proyecto se tumbó y María Jesús Montero trabaja en un nuevo diseño que permita, en parte, colmar las exigencias independentistas. Esto, a la espera de que ERC culmine su proceso congresual por el liderazgo de la formación y con el horizonte de alumbrar los Presupuestos en el primer trimestre de 2025. No obstante, todo lo expuesto solo supone generar las condiciones óptimas para una negociación que se antoja dura y para la que Sánchez podría que tener que activar el gran compromiso pendiente: su foto en Bruselas con Puigdemont.