Tener en el
Signal Iduna Park el apoyo de 3.400 culés ávidos de una noche grande en el mayor desplazamiento europeo de la última década desde la final de
Berlín era motivo suficiente para que el Barça recuperara la versión más mortífera de la temporada. Esa que ha devuelto la ilusión del barcelonismo con las goleadas a
Bayern (4-1) y
Real Madrid (0-4) como bandera antes de un bajón liguero que había encendido algunas alarmas. Era por ello más que un examen para el
Barça de
Hansi Flick, con futbolistas y entrenador algo en entredicho tras los últimos tropiezos. La respuesta fue a la altura de lo deseado con un nivel de concentración y ambición altísimo del minuto 1 al 95.
Seguir leyendo...