Las previsiones se han cumplido y tras sendas rebajas de tipos este año por parte del Banco Central Europeo, la inflación en España ha repuntado ligeramente, aunque bien es cierto que se espera que de cara a 2025 se mantenga cercana a ese 2% que establece el BCE como umbral de seguridad. Según los datos definitivos publicados hoy por el Instituto Nacional de estadística, en noviembre el dato se situó en el 2,4%, un aumento del 0,2% en relación al mes anterior. En términos interanuales, supone un alza de seis décimas con respecto al dato de octubre, mes que marcó el final de la tregua de cuatro meses. El INE ha achacado el resultado a los efectos de base producidos por los precios de la electricidad y los carburantes, que han presionado todo el paquete al alza. En una nota esta mañana, el Ministerio de Economía ha destacado que en los últimos meses la media de la inflación se ha situado en el 2,8%, un dato un punto porcentual inferior al del año pasado y casi tres veces menor al de 2022, año en el que la guerra de Ucrania y las políticas expansivas post-Covid desataron una verdadera crisis de precios. Sin embargo, la inflación de los alimentos, que es la que más notan los ciudadanos y uno de los componentes que más da que hablar, se mantuvo en el 1,7% interanual, tasa inferior a la general. El Ministerio lo ha achacado a la buena evolución de los precios de algunos productos, como el aceite, que en el último mes ha seguido bajando y acumula una caída interanual del 3% . Por su parte, la inflación subyacente, que es la que excluye los elementos más volátiles de la cesta, se ha situado en el 2,4%.
