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McLaren se reinventa dentro de la F1

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Cuando llegamos a Beaverbrook Estate, el taxista baja la ventanilla y el “recepcionista” me pregunta en cuál de los restaurantes voy a cenar. Distraído por el paisaje de las colinas de Surrey, tengo dificultades para recordar. Resulta que habría sido más rápido decir simplemente que estoy aquí para reunirme con eljefe de McLaren Racing, Zak Brown, conocido por cenar en The House.El señor Brown, como lo llama el personal, está al borde de la historia. El fin de semana pasado, el equipo McLaren Racing de la Fórmula 1 (F1) ganó su primer Campeonato de Constructores (que se otorga por el desempeño del equipo) desde 1998, en el Gran Premio de Abu Dhabi.¿Qué significa ganar? “Todo”, dice Brown. “Se siente como uno de esos equipos icónicos que no había ganado el Super Bowl, la Serie Mundial, la Premier League desde hace mucho tiempo”.Me sorprende que Brown pudo encontrar tiempo para mí la semana previa a la final de la temporada de la Fórmula 1. Tiene un compromiso con Cisco Webex, socio de McLaren, y el pequeño asunto de una reunión de la junta directiva.Es fácil ver por qué nos reunimos en Beaverbrook, a media hora en auto de las oficinas de Brown en Woking. La enorme finca, que alguna vez fue propiedad del magnate de la prensa Lord Beaverbrook, instaló una pista de hielo, por si el golf no es lo tuyo. También hay un modelo de Spitfire, un guiño al papel de Beaverbrook como ministro de producción aeronáutica durante la Segunda Guerra Mundial. Winston Churchill, cuyos discursos se escuchan en los baños, se quedó aquí después de todo.Brown parece relajado con una camisa polo azul pálido y bromea diciendo que el formato de nuestra entrevista funciona porque tiene “hambre y me gusta fanfarronear”, lo que abre fácilmente la conversación.Terminar en la cima de la clasificación eleva el total de premios en dinero de McLaren a unos 150 millones de dólares (mdd) para la temporada. “Cada posición final vale unos diez millones, pero competimos por trofeos”, dice Brown. El lado positivo es que no tiene que elegir si McLaren gana.El Beaverbrook Estate hace a un lado la historia inglesa, pero en el comedor nos espera comida de inspiración japonesa. Somos los primeros comensales en llegar, así que elegimos los asientos de la ventana.Brown conoce bien el menú y tiene una sugerencia: “Puedes pedir lo que yo pido si quieres, si escuchas algo que no te gusta…”, se queda callado mientras elige palomitas de camarón, carne de Wagyu en la estufa, vuelve a comprobar si como sushi y añade un par de platos más.También copió el pedido de té helado de Brown y me pregunto si “una buena copa de vino tinto” ya no es su bebida favorita, según el sitio web de McLaren, aunque rápidamente llegamos a pedir media botella de “algo de Francia”.El éxito solía ser fácil para McLaren. Solo Ferrari puede presumir de tener más trofeos de F1 que el equipo con sede en Woking, que fue fundado por el neozelandés Bruce McLaren en 1963. El domingo pasado en Abu Dhabi, McLaren enfrentó a Ferrari, los dos equipos más antiguos de este deporte, por el Campeonato de Constructores.La serie mundial de carreras está en ascenso. Desde 2017, bajo la propiedad del grupo estadunidense Liberty Media, la F1 se extendió al país natal de Brown, Estados Unidos (EU), con nuevas carreras en Miami y Las Vegas, y atrajo a una generación diferente de fanáticos por medio de iniciativas de medios como la serie de Netflix Fórmula 1: Drive to Survive, que lleva a los espectadores detrás de cámaras mientras Brown y sus rivales intentan crear estrategias para llegar a la gloria de la F1.McLaren, con solo 14 puntos de ventaja sobre Ferrari, ganó el Campeonato de Constructores, ayudado por tener el auto más rápido en la parrilla durante largos tramos de la temporada.Lo que estaba en juego era aún más grande, porque Lando Norris de McLaren no pudo vencer a Max Verstappen de Red Bull para obtener el título de pilotos. “Todos hemos cometido errores”, dice Brown. “No soy de los que ven hacia atrás y tratan de reescribir, es parte del deporte, ¿no?, como cualquier portero puede decir ‘Si no hubiera dejado entrar ese gol’”.No todo fue carreras en Abu Dhabi. A su llegada, jugó al golf con el padre del piloto de Ferrari Carlos Sainz Jr., bromeando que el “chico” debería “tomarlo con calma”.El mayor problema fue que Brown creía que los italianos eran los favoritos en Abu Dhabi. “Es una pista de Ferrari”, menciona.Las palomitas de tempura es justo lo que necesitábamos. Los camarones son carnosos y están muy calientes. Llega el vino. Parece que es de Beaune.Brown, que nació y se crió en California, creció soñando con convertirse en jugador de béisbol. No proviene de una familia de carreras de coches. “Mamá, agente de viajes; papá, arreglista musical”, dice, pero aun así lo llevaron al Gran Premio de Long Beach de 1981 “porque era en la ciudad”. Rememora: “Recuerdo el sonido, la velocidad, era un ambiente tan envolvente y vibrante”.Más tarde, se enamoró perdidamente del encanto europeo de la F1. Su circuito favorito sigue siendo Spa, sede del Gran Premio de Bélgica, un viejo clásico, en lugar de Miami o Las Vegas.En 1987, Brown volvió a asistir a Long Beach, donde conoció a la leyenda de la F1 Mario Andretti y le preguntó cómo entrar en el mundo del automovilismo. El karting (competencias con go-karts) fue la respuesta, así que Brown financió su nueva afición como pudo para ir a competir. Por casualidad, había aparecido en el concurso Wheel of Fortune cuando tenía 13 años y finalmente vendió los relojes que ganó para comprar un go-kart y tomar lecciones.Pero pasar de aficionado a profesional es un paso costoso. Brown hizo todo lo que pudo para financiar su sueño. Su madre aprovechó sus contactos en la industria de los viajes para conseguir boletos de avión de un aficionado al automovilismo y un patrocinador dispuesto.En 1992, Brown, de 20 años, se describía a sí mismo como un “adicto al trabajo” y había comenzado a diversificarse en paquetes de patrocinio más amplios. El dinero le ayudó a financiar una temporada en Europa, durante la cual compitió en las categorías inferiores de Fórmula 1. Cuando consiguió un contrato para volver a competir en EU, uno de sus patrocinadores le pidió que buscara un equipo sustituto en el Reino Unido.Con el tiempo, Brown “empezó a crear una buena agenda de contactos”. Para otros pilotos, pasó de ser un “enemigo en la pista a ser alguien a quien le decían: ‘Oye, tal vez Zak pueda encontrarme algún patrocinador’”.Esta ya no solo era una forma de financiar su carrera como piloto. En 1995, Brown fundó JMI, que se convertiría en una de las agencias de mercadotecnia del automovilismo más importantes del mundo, y a través de ella se ganó la confianza de muchos equipos de F1 al aportar dinero corporativo al deporte.Finalmente vendió su empresa a Chime Communications en 2013. Después de coquetear con la idea de unirse a la F1 en un puesto de alto nivel, surgió una nueva oportunidad.Se incorporó a McLaren en 2016 luego del despido del exaccionista y antiguo jefe Ron Dennis. Brown esperaba competir por los campeonatos mundiales a finales de la década, pero McLaren manejaba pérdidas y estaban desmoralizados en sus primeros años al mando.Brown sabía que tenía “credibilidad entre sus colegas” debido a su historial, pero dice que había “dudas incluso en mi propia mente” sobre si podría dirigir el equipo.McLaren tuvo dificultades mientras Mercedes dominaba. Luego, Red Bull volvió a surgir como una fuerza en 2021. Ferrari no ganó campeonatos, pero siguió siendo parte de la conversación. “Me volvía loco cuando la gente decía los Tres Grandes, los Tres Grandes”, dijo Brown. “Era como si casi hubiéramos admitido que habíamos caído permanentemente, y me alegro de que eso haya quedado fuera del sistema”.El cambio no fue sencillo. McLaren terminó quinto en la clasificación tan recientemente como en 2022. El nombramiento de Andrea Stella como director del equipo a finales de ese año fue un punto de inflexión, mientras que Brown respalda a Norris y a su compañero piloto Oscar Piastri como la alineación más fuerte de la parrilla.Nos comimos el yasai y el maki de atún picante, pero mi mente sigue pensando en los camarones. Hablando de picante, Brown explica por qué intentó quitarle algo de calor a su disputa con el jefe de Red Bull Racing, Christian Horner.A lo largo de los años, Brown ha cuestionado la estrategia de Red Bull sobre las reglas de gasto del deporte, su propiedad de dos equipos en la parrilla y, por supuesto, aspectos más técnicos de los autos de su rival. A principios de esta temporada, Brown pidió más transparencia sobre el manejo que hizo Red Bull de una queja interna sobre el comportamiento de Horner hacia una empleada. Horner, que negó haber cometido algún delito, fue absuelto después de que Red Bull encargara una revisión independiente dirigida por un abogado.Fue una sorpresa cuando Brown publicó una foto con Horner en el sitio de redes sociales X, junto con el título: “La paz en la F1 se restableció en el vuelo de regreso a casa”.“Pensé que nuestra relación se estaba volviendo demasiado personal, demasiado acalorada”, dice Brown sobre la reflexión detrás de la publicación. Pero todavía está en desacuerdo con la estrategia de Horner sobre las carreras.En definitiva, afirma, la representación que hace Netflix sobre las peleas de los poderosos y pilotos de la F1 es precisa, aunque algunos de los protagonistas se porten bien ante las cámaras. “Si no sigues la reglas, te quedas atrás y luego te echan de la pista”, dice Brown.El mundo despiadado de la F1 ha sido todo un cambio para Brown, que hizo su carrera profesional llevándose bien con todo el mundo y cerrando acuerdos de patrocinio por todas partes. Se ha vuelto mucho menos tímido a la hora de compartir su opinión.“No quiero que nadie diga que no fui sincero con ellos”, dice. “No me importa que la gente diga: ‘No me gusta lo que dijiste’, pero no quiero oír a nadie decir: ‘Bueno, no puedes tener plena confianza con lo que dice Zak’. Puedes tener la certeza, te guste o no, eso es cosa tuya”.Hizo un duro, y exitoso, cabildeo para que se impusiera un límite presupuestario al deporte en un momento en el que no todos los equipos estaban convencidos. La medida, que limita la cantidad que los equipos pueden gastar en el desarrollo de sus monoplazas, se considera que contribuyó en gran medida a poner fin a los días en los que los equipos de F1 solo podían perder dinero. Esto está dando sus frutos para Mumtalakat, el fondo soberano de Bahréin y propietario de la matriz de McLaren Racing. Nuevos inversionistas, entre ellos los accionistas minoritarios de McLaren Racing, MSP Sports Capital, invirtieron dinero en el deporte. Los equipos de F1 cotizan ahora a valoraciones implícitas de más de mil mdd.Brown también fue uno de los primeros en apoyar la ampliación de la parrilla de 10 a 11 equipos. Muchos equipos rivales tenían sus dudas cuando el piloto de carreras estadunidense Michael Andretti, hijo de Mario y amigo de Brown, presentó una solicitud para introducir un decimoprimer competidor en la parrilla, pero Brown estaba abierto a la expansión. Liberty Media y la F1 al principio se opusieron a Andretti en enero de este año. En agosto, el Departamento de Justicia de EU abrió una investigación sobre el manejo del asunto por parte de la F1. El jefe de Liberty Media, Greg Maffei, dijo posteriormente que la decisión de la F1 “estaba en cumplimiento con todas las leyes antimonopolio de EU aplicables”.Pero las dos partes encontraron una manera. Andretti dio un paso atrás, General Motors se hizo cargo de la solicitud y está lista para ingresar su marca Cadillac a partir de 2026, después de conversaciones con la finalidad de llegar a acuerdos con F1 y Liberty Media.El precio fue un factor clave. Bajo las reglas actuales, cualquier nuevo participante estaría obligado a pagar 200 mdd a los 10 equipos existentes para compensarlos por diluir el fondo de premios actual. GM y sus patrocinadores están discutiendo una tarifa en la región de 450 mdd, según personas con conocimiento del asunto.“Solo necesitaban entrar con el nivel de tarifa de franquicia adecuado porque el deporte ha evolucionado mucho”, dijo Brown. “De nuevo, esa es una de las cosa que dije con las que corrí riesgos, no era muy popular, pero al menos todos sabían cuál era mi posición”.La creciente popularidad de la F1 significa que es algo que está muy de moda, nunca se sabe quién aparecerá el día de la carrera. Brown puede afirmar que es franco, pero es difícil obtener una lectura de lo que realmente piensa sobre Donald Trump. El presidente electo visitó el garaje de McLaren en el Gran Premio de Miami en mayo, cuando Norris arrasó hasta obtener la victoria y puso a McLaren en camino hacia su mejor temporada en años. Trump no fue invitado de McLaren, pero pidió visitar el garaje, dijo Brown.Después de una de las elecciones más divisivas en la política estadunidense moderna, Brown reitera que McLaren es una organización apolítica. “Él (Trump) fue muy educado y respetuoso e interactuó con el equipo de carreras”, comenta.Cambio de asunto al tema normalmente delicado de los salarios. ¿Negaría ser el “director mejor pagado” al que se hace referencia en las cuentas de McLaren Racing?No lo hace, lo que lo empareja con un paquete salarial de 33 mdd que se dio a conocer en los resultados financieros de McLaren Racing de 2023, ya que el equipo informó una utilidad de 16.6 mdd, solo su segundo año en números negros desde 2015, y los ingresos aumentaron 31 por ciento a 550 mdd.¿Cómo habría respondido si le hubieran dicho, cuando intentaba ganarse la vida con 95 libras al día, que al final ganaría…“Mucho más”, se ríe, terminando la pregunta por mí. “Gasto mucho en mi colección de coches, así que casi me reinvierto en mi pasión”.El McLaren de Ayrton Senna, campeón de Mónaco en 1991, es solo una de esas pasiones. “Me gusta vivir bien. Comparto. Nunca ha sido una cuestión de dinero. Es casi como si prefiriese tener el trofeo que el dinero. Prefiero disfrutar del trabajo que tengo. El sueldo viene con el éxito que estamos teniendo”.Brown es generoso con su tiempo, pero no quiere llegar tarde a su próxima cita. Aun así, me sugiere que “me quede” para el Wagyu, que todavía no llega, pero me parece un capricho demasiado grande. Los meseros lo eliminan del pedido.Brown le solicita a la mesera que añada la factura a su cuenta. Le recuerdo las reglas de Almuerzo con el FT. Como presiento que no tiene tiempo para negociar, insisto y me traen una copia impresa a la mesa.La mitad inferior del papel rectangular se despliega. Así se revela la media botella de Corton Grancey 2011 que cuesta casi 260 dólares, un vino de Borgoña. Solo su descuento de 15 por ciento para miembros me ahorra tener que poner excusas más grandes al departamento de gastos del Financial Times. De todos modos, eso más o menos es igual al cargo por servicio. Brown me estrecha la mano una vez más, mientras le agradezco su tiempo. “Y gracias por el almuerzo”, responde, “fue un buen acuerdo”.ERR



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