El pasado jueves, José Luis Ábalos entró en el Tribunal Supremo por primera vez. Ya se puede aprender el camino porque lo va a repetir unas cuantas veces, en distintas situaciones. «El Jefe» entró por la calle del Marqués de la Ensenada como sólo él sabe: con ese aplomo, esa sonrisa, esa mirada de soslayo... Y me vino a la cabeza una pregunta inmediata: ¿De qué se ríe? ¿Qué le hace tanta gracia? A medida que pasaba el día me surgieron varias respuestas: «Jose» sonreía recordando el chiste del dentista: ¿A que vamos a llevarnos bien? ¿A que no nos vamos a hacer daño? Y de cómo Pedro le metió a capón como número dos en la lista del PSOE...
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