El barrio de los banqueros de Moscú donde se refugia Asad
En un escueto comunicado del Ministerio de Exteriores, el Kremlin confirmaba el pasado domingo, cuando la triunfante ofensiva rebelde culminaba en Damasco, la llegada del expresidente sirio Bachar al Asad a suelo ruso y la concesión de asilo «por razones humanitarias». Aunque fundamental para la supervivencia de la dictadura –instaurada en 1971 por Hafez al Asad– merced a su auxilio militar a mediados de la década pasada, la Federación Rusa renunció a implicarse en la defensa del régimen del Partido Baaz. Pero Vladimir Putin no se ha olvidado de su viejo socio y la capital rusa acoge desde hace una semana a Bachar, de 59 años, su esposa Asma, de 49, y los tres hijos del matrimonio, Hafez, de 24 años, Karim, de 21, y Zain, de 22.
Aunque no es mucho lo que se sabe del depuesto presidente y su familia en su aclimatación a la vida –y la temperatura invernal– de Moscú, sí se conoce que la capital rusa es una ciudad que los Asad conocen bien. Una investigación del «Financial Times» asegura que el clan Asad posee dos decenas de inmuebles de lujo valorados en 40 millones de dólares. Los Asad –el clan va más allá del núcleo familiar formado por la pareja y sus tres hijos– fue adquiriendo las propiedades en la capital rusa entre 2013 y 2019, según Global Witness.
La ONG estima que el mayor número de inmuebles –hasta 13– es propiedad directa de un primo del depuesto presidente, Hafez Makhlouf –antiguo máximo responsable del aparato de las fuerzas de seguridad, protagonista en la represión gubernamental de las primeras protestas de 2011 y sancionado entonces por EE UU–, o de empresas bajo su control. Otras dos propiedades fueron adquiridas por la esposa y cuñada del hermano mayor de Hafez Makhlouf, Rami, uno de los más poderosos empresarios sirios posteriormente caído en desgracia. La misma investigación de Global Witness recogida por «FT» añadía que otros tres apartamentos fueron comprados por las demás hermanas de Makhlouf.
En la mayoría de casos, las adquisiciones se llevaron a cabo a través de compañías «offshore» libanesas, propietarias oficiales de los inmuebles. «Son una evidencia poco habitual de cómo Rusia ha ayudado a individuos sancionados que han ayudado y se han beneficiado del asesino régimen de Asad a sacar sus activos de Damasco y de esta manera evadir las regulaciones internacionales», aseguraba hace cinco años al diario la responsable de Global Witness, Isobel Koshiw.
La mayoría de inmuebles de los Asad en Moscú, incluido el que ya acoge como nuevo hogar a Bachar, su esposa Asma y los tres hijos del matrimonio, se encuentran en las torres del complejo City of Capitals –las construcciones más altas de Europa hasta la construcción de The Shard en Londres–, situadas en el distrito financiero de Moscú, la Moscow City.
El distrito financiero de Moscú alberga a una población de unas 10.00 personas y son el símbolo futurístico de la pujanza económica de la Rusia de los 2000, cuando los primeros Gobiernos de Putin se beneficiaron de los altos precios de los hidrocarburos. Aunque relativamente alejado del centro turístico de la capital rusa y sus atractivos monumentales, la zona es muy frecuentada por las clases medias y altas y los jóvenes por su abundancia de comercios y restaurantes. Un rascacielos en construcción del complejo financiero fue atacado por un dron ucraniano en agosto de 2023.
El recorrido del matrimonio Asad desde Londres a Moscú pasando por Damasco es también la metáfora de la historia contemporánea de Siria. La pareja se conoció en la capital británica, donde nació y se educó la propia Asma y Bachar al Asad se formó como oftalmólogo en los 90. Pero la muerte de su hermano y natural heredero del régimen, Basel al Asad, en un accidente automovilístico en 1994 cambiaron para siempre el guion de su vida. Seis años después, tras el fallecimiento de Hafez al Asad como consecuencia de un infarto de miocardio a los 69 años, Bachar se convirtió en presidente de la República Siria.
Desde 2011, año en que se produjo el estallido de la guerra civil, el expresidente sirio visita la capital rusa con asiduidad, aunque no hay constancia de que haya pasado en la ciudad períodos prolongados de tiempo. El mismo mes pasado, cuando más que probablemente los Asad no vislumbraban el rápido desmoronamiento del régimen, el hijo mayor del matrimonio del depuesto mandatario, Hafez –en honor a su abuelo–, defendió su tesis doctoral en matemáticas en la Universidad Estatal de Moscú en una ceremonia que contó con la presencia de la ex primera dama. Un trabajo redactado en rusa y en el que el vástago de Bachar al Asad elogiaba los sacrificios de los «mártires» que habían defendido el régimen.