Mohamed Hussein ha vuelto a Siria tras la caída de Bashar Al Assad , pero no puede encontrar su casa. Salió del campo de refugiados de Yarmuk con 12 años y regresa con 26 y su hijo Adam, nacido en el exilio libanés, en brazos. Padre e hijo superan como pueden el mar de escombro en el que se ha convertido la calle en la que creció. Trece años de guerra y de duros bombardeos de aviación y artillería han convertido este campo palestino en una especie de pequeña Gaza en el corazón de Damasco. «Yo crecí aquí, jugaba en estas calles, pero llegó la guerra y tuve que escapar a Líbano . Añoro mucho este lugar, pero lo hemos...
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