Dolores se agarra fuerte y temblorosa a su andador ortopédico, donde lleva su colorida bolsa de viaje. A sus 73 años, camina con mucho esfuerzo acompañada de su sobrina Rocío, que cuelga su mochila a la espalda. Las dos tenían que haber sido juzgadas esta mañana en la Audiencia Provincial de Toledo como presuntas autoras de un delito contra la salud pública en grado de tentativa, una acusación que ambas niegan rotundamente. Pero la vista oral se ha tenido que suspender otra vez por la incomparecencia de Juan Manuel, su abogado de pago, que no ha tenido el detalle de contactar con ellas para darles una explicación, igual que sucedió la semana pasada. Es la segunda ocasión que les ocurre en una semana y deberán volver el martes 25 de febrero en transporte público desde Alcalá de Guadaíra, el municipio sevillano donde viven, a 500 kilómetros de la Ciudad de las Tres Culturas. «Nos ha estafado nuestro abogado, al que mi tía ya pagó 3.000 euros en tres plazos», explica Rocío a ABC delante de la puerta acristalada de la Sección Segunda de la Audiencia toledana, donde esperan a que les den la nueva fecha. Los funcionarios están molestos por la situación, ya que la tía, con evidentes problemas de movilidad, y la sobrina han tenido que viajar dos veces en balde desde Alcalá de Guadaíra. Su abogado no ha justificado hasta esta mañana la ausencia del martes 9 de diciembre - «estaba en un juicio en Málaga», se ha disculpado -, mientras que sobre la de hoy todavía a mediodía no había enviado una excusa por escrito a la Audiencia. En febrero, Dolores y Rocío tendrán que hacer por tercera vez el mismo trayecto, ida y vuelta, que han realizado en las dos ocasiones anteriores: autobús desde Alcalá de Guadaíra hasta la estación de tren de Santa Justa, en Sevilla; un AVE hasta Madrid, otro tren a Toledo, un taxi para llegar a la pensión donde pasar una noche y desplazamiento hasta la puerta de la Audiencia, en pleno centro de la ciudad patrimonio de la humanidad. Esta mañana, después de la nueva fecha fijada, emprendieron el tortuoso camino de regreso . «Tengo temblores esenciales, algo parecido al Parkinson; no es grave, pero va progresando» , explica Dolores con la voz espasmódica poco después de haberse medido la glucosa en la sangre a través del sensor que tiene en su brazo izquierdo. Lleva el andador porque se rompió la tibia y el menisco de una pierna, además de fracturarse después un tobillo y sufrir «poliartrosis en todos los huesos», detalla la anciana, quien contrató los servicios de Juan Manuel porque un vecino se lo sugirió como letrado. Ahora han nombrado un nuevo abogado de pago y esperan ser juzgadas dentro de dos meses. La Fiscalía pide para cada una tres años y seis meses de prisión , una multa de 800 euros y el pago de las costas. Según el Ministerio Público, el 30 de junio de 2021 entregaron a un familiar, durante un vis a vis en la cárcel de Ocaña I donde estaba preso, 126 unidades de Alprozolam; 0,18 gramos de heroína y 0,52 gramos de cocaína. Ellas lo niegan. «Mi hijo, que ahora está en la prisión de Sevilla, cogió en el patio una bola con droga que enviaron desde la calle y nos acusan de habérselo dado nosotras », se defiende Dolores. Así se lo contará al tribunal cuando tía y sobrina sean juzgadas el 25 de febrero si no hay más contratiempos.
