Con $80 y una mochila: el venezolano que empezó de cero y ahora triunfa en Costa Rica

¿Se imaginan llegar a Costa Rica con tan solo $80 en el bolsillo? El hambre lo atormentaba, tampoco tenía dónde dormir, pero la ilusión de crecer le sobraba a Anselmo Santeliz, quien sorteó los obstáculos de la vida para actualmente disfrutar de un gran momento en su vida personal y profesional como propietario de TM Producciones.

Oriundo de Venezuela, Anselmo migró de su país en 2018 debido a las difíciles condiciones sociopolíticas. Primero se marchó a Bogotá, Colombia, donde vivió alrededor de un año y medio trabajando en eventos corporativos. Luego se trasladó a Lima, Perú, donde tuvo que ganarse el sustento trabajando en las calles, pero poco a poco fue creciendo.

“Mi maleta era una mochila de mochilero, de esas que te llevas a la montaña de 70 litros. Ahí tenía mi vida, ni cuenta bancaria tenía. Con eso les puedo decir todo. Ahí me fui para Perú. En Perú vendí chocolates y también trabajaba como ejecutivo en una empresa de equipos médicos, pero yo quería más”, contó.

Anselmo Santeliz puso sus ojos en Costa Rica. Sabía que en suelo costarricense podía empezar de cero y alcanzar sus anhelos. Así fue como se dispuso a tomar un vuelo con un futuro incierto, pero con la audacia que lo caracteriza.

Consiguió un lugar donde dormir, pero con los $80 que le quedaban tuvo que comprar una colchoneta que rondaba los ₡14,000, lo que lo dejó muy limitado. “El dedo pulgar era más grueso que la colchoneta. Con esa colchoneta dormí por allí unos dos meses, hasta que me alquilaron el sofá. Pagaba $100 al mes por el sofá. Era un sofá donde todo el mundo se sentaba y yo llegaba en la noche a dormir. A raíz de eso surgía la necesidad de crecer, de salir adelante, de buscar buenas oportunidades”.

Una nueva vida

Este emprendedor había trabajado en eventos en Venezuela desde que era un adolescente. Se desempeñó como locutor y también trabajando en eventos en hoteles, por lo que tenía en mente hacer lo mismo en Costa Rica.

Así nació TM Producciones, la empresa con la que ha despegado en el mercado costarricense y de la que se siente muy orgulloso, pues representa el reflejo del sudor y las lágrimas que ha derramado para salir adelante.

Tiene claro que para crecer necesita a personas capacitadas a su lado, por lo que cuenta con un equipo preparado para que su empresa siempre esté dando la milla extra, aparte de del apoyo incondicional de su esposa Stephanie Corrales, quien también es un pilar dentro de la productora. Tanto con ella como con todos los colaboradores, Anselmo se siente eternamente agradecido.

“Lo logramos siempre teniendo el objetivo presente: llegar, crecer día tras día y buscar las oportunidades con un excelente trabajo. TM Producciones está contigo desde una idea que está a punto de nacer. Nos sentamos con los clientes, los abarcamos con lluvias de ideas, les brindamos diferentes panoramas para el evento y creamos esa experiencia desde el punto A hasta el punto B, siempre ofreciendo entretenimiento de la mayor calidad”, explicó.

Al mirar en retrospectiva, Anselmo Santeliz sabe que el camino recorrido ha sido difícil, pero cada momento que pasó lo llevó a donde está hoy: con una empresa que se consolida cada vez más en Costa Rica, una vida plena al lado de sus seres queridos y la satisfacción de haber transformado las adversidades en oportunidades.

“¿Cómo una persona que vendía chocolates en los autobuses de Lima llegó a tener una productora en Costa Rica? A través de la educación, la motivación y mantener siempre un norte. Y lo más importante: todo es momentáneo, hasta los malos momentos. Aprovechen esos malos momentos para llenarse de aprendizaje y crecer personalmente. A veces las cosas no nacen en el momento adecuado porque no estamos preparados. La vida y Dios nos preparan para que, cuando lleguen las grandes oportunidades, estemos listos”, concluyó.

Anselmo Santeliz es el ejemplo perfecto de que con esfuerzo, visión y perseverancia, los sueños pueden convertirse en realidad. Su historia refleja la resiliencia y el coraje de quienes migran en busca de un futuro mejor, enfrentando las dificultades con la esperanza de construir algo grande. Hoy, a sus 28 años, sigue escribiendo su historia de éxito en Costa Rica, demostrando que las adversidades solo son escalones hacia las metas más altas.