Budapest, una bonita escapada a una ciudad con nieve en Europa
Con el final de 2024 acercándose, son muchos los viajeros que empiezan a planear sus escapadas de cara al inicio del próximo año, y no hay duda de que Budapest debería ser una de ellas. Relajantes baños termales, un casco antiguo lleno de historia o, entre otros atractivos, majestuosas fortalezas medievales. Sí, son muchas las razones por las que la capital húngara se perfila como un lugar a visitar para 2025.
Pero para quienes no puedan esperar y quieran despedir el año en un lugar mágico, Budapest lo tiene todo. Entre sus múltiples alicientes, sobresale el christmas market de la Basílica de San Esteban, elegido por cuarto año consecutivo como el mejor de Europa, y el espectacular alumbrado de Fashion Street, a lo que se suma la belleza de sus monumentos iluminados, la animada atmósfera en las calles principales o la posibilidad de despedir el año en un crucero nocturno por el Danubio. No es de extrañar, entonces, que Budapest sea un destino preferente para estas fechas tan especiales.
Más allá de su indiscutible magia navideña, Budapest ofrece una riqueza cultural y paisajística que enamora a quienes la visitan en cualquier estación, aunque lo cierto es que el invierno tiene un particular e irresistible encanto, y es que la nieve como protagonista indiscutible viste a la Perla del Danubio como si fuera un hermoso vestido blanco. Las calles adquieren ese aire tranquilo y romántico aquincense tan embriagador, mientras que los baños termales tientan a relajarse en un entorno elegante y único.
Conocida como la capital de los balnearios
Sus famosos baños termales le han otorgado el título de «capital de los balnearios». Uno de los más destacados es el de Széchenyi, con 15 piscinas, incluyendo algunas con temperaturas muy frías aptas solo para los más valientes. También destacan los Baños Gellért, considerados por su arquitectura art nouveau uno de los baños termales más elegantes del mundo, y los históricos Baños Rudas, que combinan tradición otomana con vistas espectaculares al Danubio, especialmente en sus sesiones nocturnas. Disfrutar de estas aguas termales no solo aporta relax y beneficios para la salud, sino que también permite sumergirse en una parte esencial de la identidad de Budapest.
Por otro lado, el encanto histórico de la capital de Hungría y su rico legado cultural invitan al viajero a recorrerla. El Castillo de Buda, ubicado en la parte alta de la ciudad y en la orilla occidental del Danubio, es el punto de partida ideal para explorar la colina que domina el río. Sus muros, que han sido testigos de siglos de historia, albergan ahora museos y galerías, además de ofrecer unas maravillosas vistas de la ciudad, especialmente cuando la nieve cubre sus tejados y caminos.
A pocos pasos, el Bastión de los Pescadores parece sacado de un cuento de hadas, con sus torres y terrazas de estilo neogótico y neorrománico. Desde aquí, el paisaje de Pest, la parte baja de la ciudad, se despliega ante los ojos del viajero, con el majestuoso Parlamento Húngaro como protagonista indiscutible al otro lado del río. Este edificio, símbolo de la ciudad, impresiona por su tamaño y el detalle de sus elementos arquitectónicos.
Otro de los imprescindibles es el Parque de la Ciudad, que en estos meses invernales atesora una de las pistas de hielo más antiguas y grandes de toda Europa; en verano es un extenso lago de agua. Aquí también se puede visitar el Castillo Vajdahunyad, una joya arquitectónica menos conocida, pero cuya combinación de elementos de distintas épocas y estilos lo hace más que interesante.
Y para quienes prefieren descubrir lugares menos transitados, el Distrito VII, también conocido como el barrio judío, es una parada «obligada». Sus calles, repletas de historia y creatividad, albergan no solo la imponente Gran Sinagoga, sino también arte urbano, pequeñas galerías y los famosos bares en ruinas, como el Szimpla Kert, que combinan lo bohemio con lo moderno en un escenario muy peculiar.
Los famosos bares en ruinas
Una visita a Budapest no estaría completa sin tomar algo en uno de sus famosos «bares en ruinas». Surgieron a principios del 2000 y se han convertido en un símbolo de la ciudad y en un reclamo turístico.
Instalados en edificios abandonados, son lugares para disfrutar de una bebida o comer. Antiguas fábricas, edificios o naves abandonadas se convirtieron con creatividad en los ruin pubs, espacios donde se puede pasar un rato de relax, escuchar música en directo o ponerse a bailar sin parar. Todo depende del tipo de local al que se vaya.
El más famoso y antiguo, el primero en abrir las puertas, es el ya citado Szimpla Kert. Situado en una antigua fábrica, acoge conciertos en directo y representaciones de teatro, mientras que en su patio central se encuentra un mercado con artículos vintage. En su planta superior ofrece cocina local y numerosos platos vegetarianos.
Por otro lado, los hay de ambiente underground como el Élesztő, muy popular por sus más de 20 tipos de cerveza artesanal, así como bocadillos, platos de carne y otras especialidades. Algunos otros son muy coloridos como el Csendes Létterem, que por las mañanas es una agradable y tranquila cafetería y por las noches se transforma en un animado bar restaurante con veladas musicales en directo. Lo cierto es que la oferta de ocio y gastronomía de los ruin bars es de lo más variada.
Sí, Budapest lo tiene todo, y en invierno la envuelve un particular e irresistible encanto en forma de bello manto de nieve. Resulta perfecta para una escapada invernal, ¿no cree?