El soniquete más escuchado durante la mañana del 22 de diciembre será el de los «miiiiiiiiiil euros» del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad . Las voces infantiles del colegio de San Ildefonso de Madrid serán, una edición más, las encargadas de repartir suerte, cumpliendo así con una tradición que se remonta al primer sorteo de la Lotería de Navidad, allá por marzo de 1771, aunque no fue hasta 1892 cuando se estrenaron en el de la Navidad. La historia de este colegio , que está dividido en una residencia-internado y en el centro educativo en sí, originalmente destinado a huérfanos de funcionarios públicos desde tiempos de Carlos III, está intrínsecamente ligado a la Lotería de Navidad. Los niños se eligen desde meses antes, y todos tienen que gozar de unas características mínimas : buen timbre de voz y volumen, pronunciación clara y fluida y lectura rápida de los números. A los seleccionados se les enseña con ensayos continuos, en colaboración con Loterías del Estado, desde meses antes. No ha habido un número fijo de niños en los sorteos hasta recientemente. En los últimos años, han sido 24 pero en el pasado llegaron a ser 32. Todos ellos están inscritos en la asignatura extraescolar de Lotería, exclusiva de esta institución. Todos deben tener entre 8 y 14 años, y se suelen elegir más niñas que niños, aunque no hay una norma clara al respecto. Aunque se les permite una cierta personalización en su vestimenta, como lazos, pajaritas, corbatas o pulseras de todo tipo, los niños de San Ildefonso deben ir vestidos con el uniforme del colegio. Los primeros ensayos ya en el Teatro Real se realizan a principios de diciembre. El objetivo es que los elegidos se habitúen al escenario, al protocolo de coger las bolas, leerlas y meterlas en el alambre, llevarlas hasta la mesa donde se da fé de los premios importantes y evitar los fallos que, inexorablemente, aparecen cada año. Aunque los nervios son normales e inevitables, todos los niños de San Ildefonso que cantan los números de la Lotería de Navidad tienen un sueño: ser los que entonen el Gordo .