La
obesidad y las
enfermedades hepáticas relacionadas con disfunciones metabólicas se han convertido en problemas de salud pública de alcance global. A medida que estos trastornos afectan a un número creciente de personas, los
tratamientos actuales enfrentan
desafíos importantes, ya sea por su
eficacia limitada o por los
efectos secundarios que conllevan.
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