Hay a quien le gusta el turismo cultural, quien prefiere el gastronómico e incluso quien, en un arrebato alfredolandista, opta por el de sol y playa, con sus paellas, sus guiris y sus salmonelosis. Pero lo mío es el turismo loterístico. Yo valoro el destino en función de la probabilidad de que toque el Gordo . Todos intuimos que un décimo de Briviesca, de San Pedro del Pinatar o de Vic tienen más valor que uno de su pueblo o del mío. Uno oye Briviesca y parece que ya estuviera escuchando a Goyo González en COPE explicando que el premio ha sido muy repartido por toda La Bureba y conectando con una señora de Vallecas que lo compró en el...
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