Hace más de cien años, el mercadillo navideño de la Plaza Mayor ofrece a quienes lo visitan innumerables objetos para decorar la casa o a las personas en Navidad. Cualquier figurita del Belén que pueda faltar, ese río que siempre se ha querido instalar en el Nacimiento, y todo tipo de adornos para el árbol, incluidas las iluminaciones, se mezclan en los puestos con los artículos de broma durante las semanas navideñas. Pero aunque nuestra memoria nos lleve a pensar que siempre estuvo ahí, lo cierto es que hace décadas era otro el emplazamiento de estos tenderetes, mucho menos estéticos y uniformes que los que lucen en la actualidad. De hecho, en el siglo XIX ya había puestos navideños en...
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