Radiadores eléctricos en casa: cómo elegirlos según la habitación y el uso que vayas a darles
La calefacción eléctrica es el sistema que muchos hogares en España utilizan, pero no todas los tipos de radiadores son iguales
Según la última Guía Práctica de la Energía, Consumo Eficiente y Responsable, editada por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), los tipos de calefacción que se utilizan en España varían mucho dependiendo de las regiones, ya que hay lugares donde apenas se necesita calefacción a lo largo del año. Un 10% de los hogares disponen de calefacción central, mientras que más de 25% tiene calefacción individual. La instalación de calefacción más común es por gas, seguida de la eléctrica, y en estos casos, la calefacción supone de media el 15% del gasto eléctrico del hogar.
En los últimos años, los precios de la electricidad han experimentado fluctuaciones significativas, lo que ha llevado a hablar de pobreza energética, ya que hay familias que no pueden permitirse calentar su vivienda adecuadamente. Por este motivo, elegir el radiador eléctrico adecuado para el hogar no es una decisión trivial, y las distintas opciones disponibles en el mercado, y la publicidad de los fabricantes, pueden crear cierta confusión.
El problema de la eficiencia
Lo primero es aclarar que la eficiencia de cualquier radiador eléctrico va a ser muy similar. La eficiencia energética es el porcentaje de energía eléctrica convertida en calor útil. En este sentido, todos los calentadores, sea cual sea su tipo, tienen una eficacia cercana al 100%, ya que el calor se genera mediante una resistencia eléctrica, y de esta forma, 100 vatios de electricidad se convierten en cerca de 100 vatios de calor. Sin embargo, esto no quiere decir que todos los radiadores y calentadores sean igual de eficaces para transferir ese calor al aire de la habitación (y a nosotros), y aquí es donde podemos encontrar diferencias.
Si la eficiencia de los radiadores eléctricos es cercana al 100%, debemos tener en cuenta que, en comparación, el uso del aire acondicionado con bomba de calor es todavía más eficiente. Un aparato de 1000 vatios de potencia puede proporcionar 2.500 vatios de calor, y los sistemas con tecnología inverter son aún más eficaces, llegando a 4.500 vatios o más de calor por cada 1.000 vatios de electricidad consumida. Si nuestro hogar dispone de un sistema de aire acondicionado con bomba de calor, no hay ninguna duda frente a los radiadores en cuanto a su eficacia.
Si no disponemos de este electrodoméstico, tendremos que optar por alguno de los distintos radiadores eléctricos disponibles.
Los calefactores de convección
Los calefactores eléctricos de convección son una de las opciones más comunes. En su interior hay un ventilador y funcionan calentando el aire que produce haciéndolo pasar por resistencias eléctricas en su interior, por lo que el resultado es un chorro de aire cálido. Este aire produce una corriente de convección en la habitación: el aire caliente asciende y el aire frío desciende, hasta que todo el aire está a la misma temperatura.
Su principal ventaja es que calientan rápidamente un espacio, lo que los hace ideales para habitaciones que se usan de forma intermitente, como el baño o la cocina. Sin embargo, en el momento en que apaguemos el calefactor, notaremos el frío. Precisamente por este motivo, tienen que estar encendidos constantemente, y esto puede resultar en un consumo energético más alto. Además, hacen ruido y tienden a resecar el ambiente.
Radiadores de aceite
Los radiadores de aceite funcionan calentando un fluido interno, generalmente aceite térmico, que retiene y distribuye el calor generado por las resistencias eléctricas de manera uniforme. La ventaja de este sistema es su inercia térmica. Después de apagarlos, dejan de consumir electricidad, pero se mantendrán calientes durante un largo rato.
Tardan más en calentarse, y en calentar el espacio, que los radiadores de convección, con lo que la eficiencia de la conversión de electricidad en calor es al final la misma, pero sí podemos hacer un uso más eficiente de ellos, ya que al conservar el calor durante más tiempo, no están encendidos constantemente, especialmente si usamos un termostato. Este tipo de radiador es ideal para espacios que necesitan mantener un calor constante durante largos periodos de tiempo.
Radiadores cerámicos
Estos radiadores a menudo se comercializan como más eficientes, pero en realidad su eficiencia es la misma que en los casos anteriores. La principal diferencia es que emplean elementos cerámicos como resistencia, que tienen una cierta inercia térmica, y conservan el calor después de apagados. En muchos casos disponen de ventiladores silenciosos que ayudan a distribuir el aire caliente en la habitación. Son ideales para estancias que requieren calentarse rápido, y después mantener el calor constante.
Radiadores de infrarrojos
Aunque cada vez se ven menos en los hogares, seguramente habrás visto estos radiadores en las terrazas de algunos bares y restaurantes en invierno. Los calefactores anteriores se basan en la convección de aire dentro de una habitación cerrada, algo que no tendría sentido en el exterior. En su lugar, un radiador infrarrojo emite radiación calorífica que calienta lo que tiene delante, en este caso, nosotros, de la misma forma que nos calienta la luz de sol.
En la actualidad hay paneles de infrarrojos para instalar en forma de una placa delgada que se puede colocar en la pared o el techo. Son totalmente silenciosos y, siempre que estemos delante, producen una sensación de calor mayor que los otros radiadores, lo que ayuda a reducir el consumo de energía.
Radiadores para cada tipo de vivienda y habitación
La vivienda en la que habitamos también influye en el consumo de cada tipo de radiador. Por ejemplo, en una casa bien aislada, los emisores térmicos o los radiadores de aceite pueden ser más adecuados, ya que el calor se conserva durante más tiempo. En cambio, en viviendas con un aislamiento deficiente, los paneles radiantes pueden ofrecer una mayor sensación de calor. En una estancia con techos altos, los radiadores por convección harán que el aire cerca del techo esté caliente, pero nosotros sentiremos frío, por lo que en este caso serían también mejores los paneles radiantes.