Cunde por ahí una Navidad fija y cruda, la Navidad del deshauciado, la Navidad de quien aguanta la biografía hundida, y sólo va a brindar con el silencio sólido, a media intemperie, o bien cubriéndose el corazón aterido con tres jirones de cartonaje, que son la sastrería del desesperado. No sólo prospera una tribu dispersa y creciente de mendigos en la ciudad, sino una copa ancha de gentío novedoso, que anteayer tenía trabajo, y hoy va a las colas del hambre, a por el menú de náufrago . Les titulan clase media en los telediarios. Estamos muy enredados en resolver el cuadrante de familiares y allegados, para las fiestas, pero por ahí sigue preocupando el hostal a cielo abierto de...
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