A un año viejo no se le escriben poemas
Yo escuché al Poeta Nacional don Pedro Mir decir que a un año moribundo no le escriben poemas, porque un año en agonía no convida a la poesía, sino más bien a un epitafio.
Y con el 2024, estremecido ya por las convulsiones de la muerte, recuerdo de lo que dijo el poeta Mir y no digo nada.
Váyase en paz, como dijo Guandulito. Agradecido por las cosas buenas que nos proporcionó y empeñado en aprender las lecciones que nos dejan las cosas ingratas, los malos sucesos y los malos momentos de los cuales también se nutren la vida y la experiencia. Pero no hay apelación posible.
El hombre dividió el discurrir del tiempo en años y esa medida se cumple cada determinada cantidad de días hasta que el año se completa.
Déjenme filosofar un poco. Mientras el espacio tiene distintas dimensiones, el tiempo es un recurso no renovable, camina tieso, rígido, en una sola dirección, siempre adelante, sin detenerse, esa es la ley de su movimiento y no admite súplica y, al fin y al cabo, el tiempo a todos nos somete a la obediencia.
Los años también son esclavos de esa ley objetiva y ahora le toca al 2024 caer vencido. Aquí lo tenemos, con una respiración jadeante y cada vez más escasa, famélico y con los ojos vacíos.
Pero, en vez de inspirarnos pena, lo que debemos guardarle es gratitud, porque nos permitió vivirlo, luchar, tropezar y aprender de los tropiezos, amar con intensidad, gozar los logros, pocos o muchos, que alcanzamos y quedar con fuerza renovada para seguir en pie de lucha. Al pie del cañón y con la mecha en la mano, como los buenos soldados. Con la pólvora seca.
Que me perdonen mis compañeros los poetas, el del Valle, el del Jaya, el poeta Suriel, Juan Martínez el bardo del Peravia, el poeta don Disla. A ellos y a todos les debo el poema, porque la poesía siempre me cerró la puerta, nunca me permitió entrar al ámbito de su dominio y no se versificar y sobre todo, porque a un año viejo y en retirada definitiva no se le escriben poemas ardorosos, sino epitafios.
A prepararnos todos para recibir el 2025, ese joven, cuya silueta vigorosa se vislumbra a la distancia. Mientras, a todos los que la presente vieren: salud.
The post A un año viejo no se le escriben poemas appeared first on El Día.