En la segunda entrega de la famosa saga de J.K. Rowling, «Harry Potter y la Cámara Secreta», aparece un pequeño automóvil de 3,91 metros con una carrocería en la que llama la atención la luneta trasera invertida. Se trataba del Ford Anglia 105E, modelo muy popular en el Reino Unido de los años 60, tanto a nivel de calle como en rallyes y circuitos. Pero vamos al principio de la historia. Sin duda la primera generación del Ford Anglia no nació en el mejor momento. Estamos en 1939, y Hitler se reparte Polonia con Stalin iniciando la II Guerra Mundial. Seis años después, del «Imperio de los Mil Años» solo quedaba muerte, ruina y miseria, Stalin se sentaba con los ganadores, y el Anglia seguirá su carrera hasta 1949. Aquel primer Anglia era un pequeño automóvil de dos puertas, creado y fabricado por la rama británica de Ford. Sobre la base del modelo británico hubo un Anglia fabricado en Australia, entre 1946 y 1948, pero con diferentes carrocerías. Una segunda generación del Anglia llega en 1949, y también tendrá su variante australiana. La tercera generación, bautizada como Anglia 100E, se estrena en 1953. Nada tiene que ver, salvo que sigue siendo un pequeño automóvil, respecto a las dos anteriores: ahora tiene una moderna carrocería tipo pontón (las aletas van integradas), inspirada en su hermano mayor el Ford Consul, y con el chasis integrado en la misma. Y llega 1959. Si, ese mismo año que un grupo llamado «The Quarrymen» (cuatro chicos llamados John, Paul, George… y Ken) tocaban en el «Casbah Coffe Club», el panorama británico del automóvil que ve sacudido por dos novedades: el Morris Mini Minor y la cuarta entrega del Ford Anglia (bautizada como 105E). Sucesor del Ford Anglia 100E, el Anglia 105E , presenta una carrocería totalmente innovadora firmada por el americano Elwood P. Engel: la original luneta trasera invertida atrae muchas miradas y también opiniones encontradas. Para su creador, el objetivo de este diseño es mejorar el espacio trasero del vehículo, pero también se argumentaba que permitía mantener limpia la luneta sobre todo con lluvia. En cualquier caso, está claro que este elemento estético le diferenciaba del resto de modelos de su segmento. En cuanto al resto del diseño, el Anglia era como una reproducción en pequeño de los modelos americanos de la época, con un frontal dominado por una enorme parrilla de rejilla, por sus «pestañas» cromadas sobre los faros, y una trasera con aletas a la moda espacial. Inicialmente solo había dos versiones disponibles, las berlinas Standard y Deluxe. Ambas eran de dos puertas, si bien, para complacer a aquellos compradores que querían una berlina de cuatro puertas, Ford también lanzará el Prefect 107E, combinación de la carrocería del Ford Anglia / Prefect 100E con la mecánica del Anglia 105E. Pero volvamos a «nuestro» Anglia 105E, y a sus dos variantes. El Standard era un modelo sencillo y funcional, con un mínimo de detalles cromados y prescindía de «lujos» como tapa de guantera, parasol para pasajero, indicador de temperatura, o alfombrillas. Por el contrario, el Deluxe, además de contar con apertura de las ventanillas posteriores, acentuaba el estilo americano con una pintura bicolor opcional, y gran cantidad de cromados en el exterior: en la parrilla delantera, que abarcaba todo el frontal, en la franja lateral, y en los pilotos posteriores. El interior también estaba mejor equipado, pero la calefacción seguía siendo una opción… Un punto en común entre todos estos Anglia: su motor de 997 cm3 y 37,5 CV, con válvulas en cabeza capaz de alcanzar una velocidad máxima de 120 km/h, manteniendo al mismo tiempo excelentes cifras de consumo de combustible. Este nuevo motor del 105E tenía unas proporciones particularmente cuadradas para la época. Cuando se habla de «supercuadrado», se hace referencia a que el diámetro, 80,96 mm, es mayor que la carrera, 48,4 mm. Esta configuración permitía interesantes preparaciones: muchos acabaron instalados en monoplazas de Fórmula 3. La gama de tres berlinas se mantuvo prácticamente sin cambios hasta junio de 1961. El Ford Prefect 107E desapareció del catálogo y se añadieron las furgonetas Ford Thames a la nueva gama Anglia. En septiembre del mismo año, se presentó el Ford Anglia Estate, un familiar que resultó un éxito inmediato. En 1962, tras el anuncio del Ford Cortina Mk 1, se presentó el Ford Anglia Super. Equipaba el motor 1.198 cc de 48 CV del Cortina (alcanzaba así los 132 km/h de velocidad punta), sino que también se distinguía por la pintura de dos tonos de serie, una franja lateral distintiva, molduras cromadas adicionales y un interior más lujoso que, por fin, incluía calefacción. Aunque nos parezcan cifras de caballos bajas para lo que ahora se estila, pensemos que la relación peso/potencia era muy favorable y el resultado era bastante «divertido». Y así atrajo a muchos pilotos y preparadores, tanto para correr en rallyes como en circuitos. En 1966 se lanzaron dos ediciones especiales basadas en los modelos Deluxe y Super. Estos coches estaban disponibles en acabados de pintura metalizada Venetian Gold o Blue Mink con molduras interiores negras. Se vendieron unos 250 modelos en cada color. Todas estas versiones del Anglia continuaron en producción con modificaciones relativamente menores hasta noviembre de 1967, antes del lanzamiento del Ford Escort Mk 1 en enero del año siguiente. El Ford Anglia tuvo un gran éxito en Gran Bretaña, y los directivos de la marca pensaron que este éxito sería exportable. Así decidieron producirlo también en la planta de Ford en Amberes, Bélgica, a partir de 1961, bajo el nombre de Anglia Sportsman (y el código 106E): esta variante llevaba la rueda de repuesto en la parte trasera del coche, algo similar al estilo «kit continental» propio de los Estados Unidos, en ese momento. También se exportó a Holanda, Luxemburgo e Italia: Ford Italia rediseñó el Anglia cambiando la mayoría de los paneles de la carrocería e inclinando la ventana trasera en la dirección opuesta: así nació el Ford Anglia Torino. Pero, fuera de su cuna, el Anglia era visto casi como una excentricidad británica. Si en su mercado original, Gran Bretaña, está lejos de ser un desconocido, en el resto de Europa no era un modelo muy conocido, salvo para entendidos. Pero eso era antes de Harry Potter…. J.K. Rowling eligió el Ford Anglia en su segunda novela de la saga porque era el coche de un íntimo amigo. Y en 2002, cuando en el cine se estrena «Harry Potter y la Cámara Secreta» la popularidad del coche se dispara. La versión utilizada en la película es un Anglia 105E Deluxe en color azul, cuyo dueño no es otro que Arthur Weasley , padre del mejor amigo del héroe, Ron Weasley . Un hechizo le permite volar siendo invisible para personas no mágicas (conocidas como «Muggles»), o tener una enorme capacidad para ocupantes y equipaje. Cuando Harry Potter y Ron Weasley pierden el Expreso de Hogwarts, el Ford Anglia los lleva en una fantástica carrera contra el tiempo que termina con un aterrizaje de emergencia sobre el «Sauce Boxeador». Para lograr esta escena se tuvieron que utilizar seis Anglia. Y solo dos quedaron intactos. Incluso uno de ellos fue robado del estacionamiento de la productora South West Studio en 2005. Tras una llamada anónima, fue encontrado apenas seis meses después, en Cornualles, en el patio de un castillo del siglo XIV, en perfecto estado. La otra unidad fue adquirida en 2015, por Liam Payne, integrante del grupo One Dirección. Decíamos que su popularidad se incrementó al aparecer en pantalla. Y también el precio: hoy día se puede encontrar a partir de 7000 euros, pero, en buenas condiciones, ya supera los 10.000 euros. De hecho, el problema será principalmente encontrar uno en buenas condiciones. Incluso si se construyeran 1.083.960 ejemplares en Inglaterra o Bélgica, pocos han sobrevivido en buenas condiciones. Hay que decir que el Anglia, como muchos coches de la época, se ve muy afectado por la oxidación, acentuada por el clima británico, de donde proceden la mayoría de los ejemplares. Y muchos perdieron su motor, robusto y muy atractivo para los preparadores, que terminaría en diferentes coches de competición.