Huracanes, ciclones, sequías, lluvias torrenciales, fuertes olas de calor… Ninguna región del mundo se ha librado este 2024 de sufrir algún tipo de catástrofe climática. Y, aun así, la dana que azotó España el pasado 29 de octubre se ha convertido en uno de los diez desastres más costosos del mundo durante este año. Según los cálculos de la organización británica sin ánimo de lucro Christian Aid, las inundaciones provocadas por la dana han supuesto más de 4.000 millones de euros en costes financieros, y sin tener en cuenta bienes no asegurados. Así figura en el informe 'Counting the Cost 2024' que elabora cada año la ONG, y que sitúa el desastre en suelo español como el décimo de los más devastadores a nivel económico del año. Una lista en donde también figuran catástrofes en Estados Unidos, China, Brasil o Centroeuropa y que en total suman casi 220.000 millones de euros en costes. «Los datos muestran que el cambio climático está duplicando la probabilidad de muchos fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones y ciclones tropicales, y aumentando su intensidad, lo que provoca una destrucción masiva y la pérdida de vidas. Estos desastres climáticos son una señal de advertencia de lo que está por venir», dice Patrick Watt, director ejecutivo de Christian Aid. En concreto, estima que la dana ha supuesto un coste de 4.045 millones de euros (4.220 millones de dólares), además de causar 227 muertes. Aquí el informe hace referencia a varios estudios que ya han vinculado la virulencia de las lluvias con un aumento en la temperatura de la superficie del Mediterráneo y al calentamiento global. En concreto, cita un estudio de World Weather Attribution, un grupo de científicos que se ha especializado en estudiar de forma rápida si un evento meteorológico está vinculado o no con el cambio climático, que ha concluido que el calentamiento global duplicó la probabilidad de que la dana sucediera y contribuyó a que las lluvias fueran un 12% más intensas. Una cifra similar a la que sacó otro estudio, esta vez de Climameter, un proyecto de investigación financiado por la Unión Europea y el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS), que concluyó que el cambio climático aumentó las precipitaciones un 15%. El número uno de esta lista de desastres está copado por las tormentas que se han registrado en Estados Unidos de junio a septiembre y que el informe agrupa en una sola categoría. «Estas tormentas se caracterizan por estar asociadas a truenos, relámpagos, lluvias intensas, granizo, vientos fuertes y cambios bruscos de temperatura. En Estados Unidos, entre enero y septiembre, 46 de ellas causaron 88 muertes y un costo acumulado superior a los 60.000 millones de dólares [57.519 millones de euros]», dice el informe. Las tormentas afectaron a la mayor parte del país, e incluyeron «brotes de tornados». A estas tormentas, le sigue el huracán Milton , que aterrizó en Florida en octubre y que es considerado ya como uno de los más caros de la historia de Estados Unidos: sus costes se sitúan en otros 57.500 millones de euros; mientras que el huracán Helene , cuyos impactos en Estados Unidos, México y Cuba, suman 52.725 millones de euros. Las inundaciones de China entre junio y julio también merecen una especial mención. El coste estimado es de unos 15.000 millones de euros, además de 315 muertos. El 'top cinco' lo completa el tifón Yagi , que azotó el Sudeste asiático el pasado mes de septiembre y dejó más de 800 muertos además de 12.000 millones. A su paso, este supertifón provocó 39 desprendimientos de tierra, graves inundaciones y daños generalizados a la infraestructura, en particular en Filipinas, Laos, Vietnam, Myanmar y Tailandia. Equivale a un huracán de categoría 5 y alcanzó velocidades máximas de viento superiores a los 200 km/h. El huracán Beryl (con un coste financiero asociado de unos 6.400 millones), la borrasca Boris (que afectó a Centro Europa y tuvo un coste de casi 5000 millones), las inundaciones de Río Grande del Sur, en Brasil (casi 4.800 millones) las inundaciones de Baviera, Alemania (unos 4.261 millones) y las inundaciones de Valencia completan los diez desastres más costosos del año. No obstante, puntualiza el informe, «es probable que los costos financieros reales sean aún mayores (por ejemplo, pérdidas en la producción de cultivos, retrasos en el comercio), mientras que los costos humanos a menudo no se contabilizan». Además, algunos de los fenómenos meteorológicos extremos más devastadores en 2024 afectaron a los países más pobres , donde los bienes no están asegurados, por lo que a priori, los costes financieros parecen menores, pero la devastación es igual o mayor. Entre ellos, el informe cita deslizamientos de tierra en Filipinas, la sequía en el sur de África y las inundaciones en Afganistán y Pakistán, entre otros.
