Ucrania resiste pese a la creciente presión rusa
Explosiones en lugar de fuegos artificiales: esto es lo que escucharon los ucranianos el primer día del Año Nuevo ya que Rusia atacó al país con al menos 111 drones, mientras su artillería y bombas aéreas guiadas seguían golpeando las zonas de primera línea. Al menos cuatro drones rusos lograron penetrar las defensas aéreas de Kyiv. Sus fragmentos impactaron contra un edificio ubicado a unos cincuenta metros de la residencia presidencial de Volodimir Zelenski y mataron al menos a dos civiles en el corazón de la capital de la nación invadida. «Incluso en Año Nuevo, Rusia sólo estuvo preocupada por cómo hacer daño a Ucrania, comentó el jefe de Estado ucraniano.
Actuar a través de la fuerza sigue siendo la principal apuesta de Rusia en Ucrania, donde sus tropas continúan atacando a lo largo de gran parte de la línea del frente. Su ejército logró capturar menos extensión de territorio que en 2022, pero es mucho más grande que sus conquistas en 2023. Lo realizó a costa de más de cuatrocientos veinte mil soldados que resultaron heridos o muertos. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, Rusia sufrió 102 bajas por cada kilómetro cuadrado de territorio ucraniano capturado. El mando militar ruso «priorizó los esfuerzos para capturar el resto de la región de Donetsk y crear una zona de amortiguación en el norte de la región de Járkov en 2024, pero no logró alcanzar estos objetivos».
Las fuerzas rusas sí que capturaron Vugledar, la mayor parte de Kurajove y continuaron acercándose a Pokrovsk. Sin embargo, su avance en Chasiv Yar y Toretsk, ciudades clave en el camino hacia los bastiones ucranianos de Svoviansk y Kramatorsk, sigue estancado condicionado a la hábil defensa de las unidades más experimentadas de Ucrania.
A muchos en Ucrania les preocupa que Rusia pueda lograr avances mayores si la situación no se revierte pronto. Esperan que los socios del país aumenten su apoyo en este momento crítico, pero en cambio Ucrania se enfrenta a la incertidumbre sobre lo que va a hacer su aliado clave, Estados Unidos. Más que el territorio conquistado, lo que más importa para Rusia es la impresión que sus limitados avances ayudan a crear entre los aliados del país invadido, cree el analista militar Oleksandr Kovalenko.
«Rusia seguirá atacando a pesar de sus pérdidas de soldados y de material para impresionar a Donald Trump y convencerle de su invencibilidad», explicó a LA RAZÓN. Un 45 por ciento de los ucranianos cree que la presidencia de Trump podría traer la paz, según una encuesta reciente del Instituto Internacional de Sociología de Kyiv. La mayoría teme que esto pueda tener un coste alto para Ucrania, que tendrá que ceder algunos territorios o aceptar otros compromisos dolorosos, como renunciar a que Rusia acepte su responsabilidad por sus crímenes de guerra. El 64 por ciento de los ucranianos aceptaría concesiones territoriales pero sólo si el país entrara en la UE y la OTAN. Sin estas o similares garantías de seguridad fiables, la gran mayoría preferiría continuar la lucha. «Los ucranianos sienten que lo que están haciendo es justo y correcto», explica el director del Instituto, Anton Grushetski.
El problema es que Vladimir Putin cree que Rusia está ganando y no está dispuesto a nada menos que una derrota total de Ucrania. «Rusia no está interesada en negociaciones de buena fe», subraya el Instituto para el Estudio de la Guerra. Señala que Rusia sigue exigiendo que Ucrania renuncie a su derecho a la soberanía y a la integridad territorial. Incluso si se logra pronto una paz o una tregua, Rusia sólo aprovechará la pausa para reagruparse y atacar de nuevo, primero a Ucrania y luego al resto de Europa, advierte Kovalenko. Si Europa quiere la paz duradera, tiene que ayudar a Ucrania lo suficiente para que pueda derrotar a Rusia. Sólo así podrá sentirse segura, subrayó Kovalenko.
Mientras tanto el país seguirá debilitando a Rusia lo mejor que pueda, señalan los analistas militares. La introducción de tecnologías innovadoras ofrece la esperanza de que Ucrania pueda compensar sus crecientes problemas con encontrar suficientes soldados mientras combate contra un enemigo más grande.
Los distintos tipos de drones (marítimos, terrestres y aéreos) van a desempeñar un papel cada vez más importante en el campo de batalla. Sólo en el último mes, Ucrania logró derribar un helicóptero ruso con un misil lanzado desde un dron marítimo en el Mar Negro y llevó a cabo el primer asalto robotizado en la línea del frente. «Tenemos que salvar las vidas de nuestros soldados tanto como sea posible y utilizarlos sólo cuando sea absolutamente necesario», subrayó Maksym Golubok, un oficial de la brigada ucraniana Jartia, que llevó a cabo la operación. Su inteligencia militar también promete proceder con una estrategia «de los mil cortes» dentro de Rusia para desestabilizar al país invasor. Ucrania seguirá atacando objetivos militares en territorio ruso, como almacenes de municiones, rutas logísticas y depósitos de petróleo. Según Kovalenko, los drones ucranianos sólo pueden causar daños limitados y el país necesita más misiles de sus socios. «A pesar de todos los avances que ha logrado Ucrania en el desarrollo de sus propias armas, seguirá dependiendo en gran medida del apoyo militar de sus aliados», subrayó.