El caso de
Daniel Sancho, condenado a cadena perpetua por el asesinato de
Edwin Arrieta, ha despertado un interés. Además de los debates legales y éticos en torno al crimen, un aspecto inesperado ha captado la atención pública: la
actividad reciente en su cuenta de Instagram. Esto plantea interrogantes sobre cómo las redes pueden ser utilizadas para gestionar su imagen pública.
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