Alegan nuestros queridos vecinos que los del Atleti somos unos llorones: nos pasamos la vida quejándonos. También envidiosos, porque no hemos ganado sus títulos. Ante eso, cabe señalar que los rojiblancos han elegido equipo no para presumir, porque si pensaran como dicen ellos habrían escogido al suyo. Y que, como el novelista Miguel Espinosa, se burlan de toda grandeza porque «toda grandeza es falsa». Si hay algo subjetivo en la vida es el fútbol. Por ello no hablaremos de favores arbitrales, que seguro los madridistas no admitirían, y nos centraremos en la disparidad de trato que reciben ambos equipos, un relato más objetivo. Las instituciones no nos son favorables. En 1992, los clubes deportivos (bueno, no todos, hecha la ley...
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