IEmpecemos esta historia de la vida real con Mercedes Pinto, madre tanto de los actores Gustavo y Rubén Rojo como de la actriz Pituka de Foronda y de la escritora Ana María de Foronda.Mercedes Pinto nació en Tenerife, islas Canarias, en 1889. Desde muy joven escribió poemas y su primer marido fue Juan de Foronda, quien le sirvió como modelo para escribir la novela Él (1926), la misma en que se basó Luis Buñuel para su gran película del mismo nombre, rodada en México, en 1952.Él narra la vida de un hombre muy religioso que cela a su mujer de una manera enfermiza y termina perdiendo la razón. En la cinta de Buñuel los papeles estelares estuvieron a cargo de Arturo de Córdoba y Delia Garcés.IIEn los años veinte del siglo pasado, Mercedes Pinto tuvo la osadía de pedir legalmente el divorcio en una España muy conservadora. Quien le ayudó con los trámites legales fue el joven abogado Rubén Rojo, padre del actor del mismo nombre y también de Gustavo.En 1923, Mercedes Pinto dictó en Madrid una conferencia titulada “El divorcio como medida higiénica”, que levantó ámpula cuando España era gobernada por el militar Miguel Primo de Rivera, a quien no le gustó nada tal disertación.La escritora y el abogado pusieron pies en polvorosa y abordaron un barco rumbo a Uruguay. Los acompañaba su hijo Rubén Rojo Pinto, quien aún no cumplía un año de edad. Además, Mercedes viajó con un embarazo tan avanzado que Gustavo nació gracias a la ayuda de Dios y de alguien más en altamar.Mercedes Pinto vivió en Uruguay, Chile, Cuba y México, donde escribió para el Excélsior de Julio Scherer. Murió en nuestro país, en 1976.IIIEn 2015, entrevisté a Gustavo Rojo para hablar de su despedida de los escenarios con la obra 12 hombres en pugna, de Reginald Rose. Ahí aproveché para preguntarle dos cosas que me interesaban más que ese melodrama jurídico.—¿Es verdad que nació a bordo de un barco?—Tan nací ahí que llevo el nombre de la embarcación: Krafeld. Me llamo Gustavo Adolfo Krafeld Sarandí. Mi madre, muy delgada, se subió al barco con un abrigo y nadie notó su avanzado embarazo. La atendió un joven médico que jamás había asistido a un parto.—¿Lo de su romance con Brigitte Bardot fue verdad o es un mito genial?—Fue un romance auténtico. Ella me pilló en Madrid. Yo venía de México luego de perder a mi esposa, a quien adoraba. Yo andaba de traje negro, de luto riguroso. Fui a España en 1957 a trabajar en la película La guerra empieza en Cuba, y ella estaba haciendo Los joyeros del claro de luna, de Roger Vadim. Una noche entré a un bar y ahí estaba ella con varias personas de la producción, incluido un amigo mío. Él me dijo que Brigitte me quería conocer y yo me negué en un principio porque realmente estaba muy dolido emocionalmente. Mi amigo me pidió que no lo hiciera quedar mal y entonces accedí.—¿Y luego?—Hacía tanto calor en Madrid que las dos producciones filmábamos de noche y coincidíamos muchas veces en el patio. Cenamos varias veces juntos. Cuando su producción tuvo que irse a Torremolinos, me dio un beso y me pidió que me fuera con ella. Le dije que eso era imposible porque yo estaba trabajando. Le dije que se fuera y que me enviara un mensaje. Al día siguiente mandó un telegrama con una sola palabra: “¡Ven!”.—¿Y…?—¡Sucumbí! (risas). Nadie podía resistirse a esa mujer que era un torbellino de 23 años, Durante varias semanas ella iba a Madrid a mi departamento o yo iba a buscarla a Torremolinos. Después, ella quería que nos fuéramos a Italia, pero yo ya no quise seguir la aventura porque realmente seguía con mi dolor por la muerte de mi esposa.—Usted era un galanazo, ¿verdad?—Tenía mis seguidoras. Muchos actores en Francia me preguntaban cómo era posible que yo negara esa relación, cuando había muchos que la quisieran tener. Me hablaban de Paris Match para saber dónde íbamos a estar y yo decía que solo éramos amigos.Gustavo Rojo tuvo una larga carrera como actor de cine, teatro y televisión. Trabajó al lado de grandes figuras como Marcelo Mastroiani, Richard Burton, Dustin Hoffman y Silvana Pampanini.IVEn marzo de 1993 publiqué un texto elogiando la actuación de Rubén Rojo en la obra Camino a Broadway (Neil Simon), por la cual, tres días después, ganó el premio a Mejor coactuación masculina por parte de la Asociación Mexicana de Críticos de Teatro.El día que se entregaron esos premios, Rubén Rojo asistió a la ceremonia y, horas más tarde, ya en su casa, se sintió mal. Fue llevado al hospital por su expareja Marta Aura pero murió ahí a los 70 años de edad.En el velorio de Rubén Rojo me acerqué a su hermano Gustavo y le mostré mi reciente artículo acerca de Rubén. Lo leyó de pie y al terminar fue a sentarse. Entonces, me dijo: “Hay cosas en la vida que no son casualidad y esta es una de ellas”.Esa nota sí fue un hecho raro porque yo no era crítico de teatro ni mucho menos. La inolvidable Malkah Rabell y Bruno Bert se encargaban de eso en el periódico El Nacional.Aquello se explica porque había un pequeño hueco en una página que estaba por irse a impresión y lo primero que se me ocurrió fue escribir rápidamente acerca de Rubén Rojo.VHace 15 años, Marta Aura me comentó que acaba de participar en la película Ella(s), de David Baute, mitad ficción y mitad documental, acerca de Mercedes Pinto, madre de Rubén Rojo. “Es una coproducción muy interesante de España, Uruguay y México. No había dinero para que vinieran a filmar a México, así que me invitaron a Madrid para trabajar allá. Lo curioso del caso es que terminamos rodando en el departamento donde vivió mi hermano Alejandro. Mercedes Pinto era algo así como una Simone de Beauvoir”, me dijo doña Marta.VIEn la Cineteca Nacional se proyecta actualmente la cinta Coraje (2022), de Rubén Rojo Aura, hijo del actor del mismo nombre y de Marta Aura (fallecida ese mismo año). También es una mezcla de ficción y documental acerca de vivencias de la gran actriz mexicana, entremezcladas con la obra Madre coraje y sus hijos, de Bertolt Brecht.Rubén Rojo Aura es nieto de la poeta, dramaturga y novelista canaria Mercedes Pinto, de quien Pablo Neruda escribió:“Mercedes Pinto vive en el tiempo de la tempestad. Con el corazón frente al aire. Enérgicamente sola. Urgentemente viva. Segura de aciertos e invocaciones. Temible y amable en su trágica vestidura de luz y llamas”.ÁSS