El valor de aquel primer ascenso
Cuando esta edición de Juventud Rebelde circule, un grupo de 65 jóvenes de todo el país —reflejo fiel de la participación destacada de las nuevas generaciones de la Revolución desde las trincheras de siempre: estudio, trabajo y defensa—, habrá vencido el primer tramo de un apasionante encuentro con la historia de la Patria que, día a día, hasta el próximo 10 de enero, vivirán en Granma y Santiago de Cuba.
Precisamente, al cierre de esta edición los protagonistas de la ruta histórica Con Fidel en las alturas hacían su entrada a Bayamo, como parte de la reedición del primer ascenso en tiempos de Revolución del Comandante en Jefe al Pico Turquino, junto a 390 integrantes de las Brigadas Estudiantiles Universitarias José Antonio Echeverría, del cual por estos días se cumplen 65 años.
Meyvis Estévez Echevarría, primera secretaria del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), aseguró que con la victoria del 1ro. de enero de 1959 el ascenso a la cima más alta de Cuba dejó de ser un hecho aislado para unos pocos, para convertirse en un acto cada vez más cotidiano, lleno de alegría, patriotismo y amor por lo nuestro, y los jóvenes son sus principales hacedores.
«Con Fidel en las alturas, renovamos nuestras energías y reafirmamos nuestro compromiso con los ideales revolucionarios, porque los desafíos que enfrenta hoy nuestra Revolución Cubana requieren de la valentía y determinación de las nuevas generaciones», aseguró la dirigente juvenil, quien habló de la firmeza, el entusiasmo y la alegría que llevan los jóvenes a esta expedición.
Del recorrido, Estévez Echevarría puntualizó que, tras participar en la solemne Ceremonia de las Banderas en la Plaza de la Revolución de la ciudad de Bayamo, el primer encuentro de los pinos nuevos será justamente en La Demajagua (en el municipio de Manzanillo), sitio donde se escuchó el grito de libertad de Carlos Manuel de Céspedes y comenzó la colosal obra que hasta hoy edifica nuestro pueblo, acompañado por sus hijos más jóvenes.
De ahí, apuntó, la «tropa» llegará hasta Santo Domingo (Bartolomé Masó) para acampar; luego, el día 6, emprenderá su itinerario por los senderos de la serranía hasta conquistar el Monumento Nacional Comandancia General del Ejército Rebelde, intrincado paraje donde se respira historia, y todavía parecen sentirse los pasos de quienes soñaron, trazaron estrategias y pelearon por una Cuba enteramente nueva.
Mientras, los días 7 y 8 serán para abrazar al Martí que está en lo más alto de Cuba, a 1 974 metros sobre el nivel del mar, pues ello «constituye un símbolo, un mensaje de voluntad y fidelidad a las esencias, de capacidad para vencer los obstáculos y seguir en el camino de los sueños como mismo hicieron Fidel y aquellos jóvenes cuando hacía solo un año que había triunfado la Revolución».
Y de la cima del Pico Turquino vendrá el descenso por Santiago de Cuba, la cuna de la Revolución, para el encuentro obligado con nuestros héroes y mártires en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia, y llegar también hasta el Museo 26 de Julio y la Granjita Siboney, dos emblemáticas instituciones desde donde se inició la última etapa de la guerra de liberación nacional.
«En cada punto clave del recorrido, recordamos la importancia de la unidad y la solidaridad para construir un futuro mejor. Y hacemos esta ruta histórica como muchas más que vendrán en el año que recién comienza, porque no basta con conocer los hechos históricos, es preciso acudir a los sitios donde tuvieron lugar, intentar revivirlos en uno y sentir por un instante la magia de un pasado que gravita sobre el presente, pues la fortaleza ideológica y la superación de cada joven son esenciales para mantener viva la llama de la Revolución», apuntó la dirigente juvenil.