En el año 1164, el Emperador Federico Barbarroja, conocido como Stupor Mundi, donó al arzobispo de Colonia Reinald von Dassel, Canciller del Imperio, los restos mortales de los tres Reyes Magos de Oriente. El preciado tesoro fue trasladado inmediatamente de Milán a Colonia. Desde entonces se convirtió en un lugar de peregrinación para venerar las preciosas reliquias. Aún hoy las coronas de los tres Reyes Magos adornan el escudo de Colonia. Se puede afirmar con rotundidad que los Reyes Magos son de verdad porque a pesar de la aparición de alguna competencia moderna, viven en nuestra memoria histórica y en están asentados en nuestro corazón. Buscar en los orígenes de esta tradición nos lleva irremediablemente al Evangelio de San Mateo....
Ver Más
