Admito que me confundí hace unos meses. Dije que María Jesús Montero era ya una política amortizada en su tierra porque lo que había firmado era la traición a sus orígenes entregándole a Cataluña un cupo que la privilegiaba frente a Andalucía. Me equivoqué porque no imaginaba que alguien capaz de sellar ese pacto con el diablo pudiera entrar en poco tiempo por la puerta grande de una federación como la del PSOE andaluz. Fallé al asegurar que era la perfecta candidata para liderar el partido a nivel autonómico pero que esa máquina de triturar los intereses regionales y locales de sus compañeros de filas que es Pedro Sánchez, con tal de mantener el sillón, iba a llevarse por delante... Ver Más