Donald Trump, que poca presentación necesita, nunca decepciona. Esta semana, el presidente de los Estados Unidos se ha ganado un hueco en la actualidad –¡y vaya que es difícil!– al subrayar que, tras su toma de posesión, negociará con Dinamarca el control de Groenlandia, la isla más grande del planeta. De lo contrario, amenazó, impondría aranceles a sus productos «a un nivel muy alto». Pero que no les sorprenda la exigencia, porque no ha sido el primero en enarbolarla. Ya desde principios del siglo XX, esta región colonizada por los vikingos hace más de mil años ha sido anhelo y suspiro de las grandes potencias mundiales. Normal, pues atesora una gran importancia estratégica y una cantidad considerable de reservas mineras...
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