Cuidar el aspecto físico, además de una moda cada vez más extendida, es una clara necesidad para mantener el cuerpo en buen estado y prevenir ciertas enfermedades , sobre todo de cara a mantenerse en buena forma ante el envejecimiento progresivo. Pero no hay que olvidar que no son pocas las investigaciones que señalan que el paso del tiempo también afecta de manera particular a algunos procesos cognitivos. María Márquez, Doctora en Psicología y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que « seguir aprendiendo y desarrollando nuestro talento a medida que envejecemos previene, retrasa o amortigua el efecto negativo del envejecimiento cerebral sobre nuestro funcionamiento cognitivo». Destaca que aprender cambia nuestro cerebro, ya que se pueden ver cambios cerebrales después de acciones de aprendizaje. Es «como ir al gimnasio cognitivo», puesto que «entrenamos esos músculos que son nuestros procesos de percepción, memoria, atención y velocidad de procesamiento de la información». Asegura que gracias a la neuroplasticidad, nuestro cerebro parece adaptarse bastante bien a los cambios asociados al paso de los años, «puede reorganizarse y reclutar nuevas zonas cerebrales para llevar a cabo tareas antes realizadas en otras zonas del cerebro afectadas por el envejecimiento. Además, también podemos aprender estrategias prácticas para ayudar a compensar las posibles pérdidas de eficacia en estos procesos», señala esta experta. Además de entrenar en el «gimnasio cognitivo», María Márquez señala que no hay que olvidar una serie de estrategias para ayudar a compensar las posibles pérdidas de eficacia en estos procesos. Son las siguientes: a) Hacer más sencillos y cómodos los escenarios de aprendizaje, evitando la presencia de distractores o la realización de varias tareas a la vez. b) Llevar rutinas y una vida estructurada. c) Usar estrategias mnemotécnicas (por ejemplo, claves para el recuerdo, alarmas, etc.), muchas de las cuales pueden verse facilitadas por las nuevas tecnologías (apps con agendas o diarios con posibilidad de avisos, etc.). d) En caso de que sea necesario, usar audífonos o gafas. Se ha comprobado que un porcentaje importante del riesgo de padecer demencia tiene que ver con el desuso o falta de «entrada de información en el cerebro». Si no usamos nuestro cerebro, perdemos facultades. Resulta fundamental para mantener facultades el uso de este tipo de dispositivos que permitan compensar la disminución asociada a la edad en la eficacia de algunas capacidades sensoriales, como oído o vista. Además, la Doctora en Psicología resalta una serie de comportamientos o hábitos que pueden contribuir a fortalecer el funcionamiento cognitivo global y, más particularmente, la flexibilidad cognitiva, las funciones ejecutivas, la memoria y la fluidez verbal: - Mens sana in corpore sano. No es solo cuestión de mente: el ejercicio físico moderado, realizado de forma habitual es fundamental. De forma particular se debe realizar entrenamiento en resistencia y fuerza muscular y ejercicio que implique a la vez a la mente y al cuerpo: tai chi, danza o yoga. - Meditación, mindfulness y ejercicios que impliquen procesos de visualización e imaginación… - Ejercicios que impliquen trabajar con la memoria, las habilidades de razonamiento lógico y solución de problemas o el razonamiento viso-espacial: crucigramas, sudokus, puzles, rompecabezas, o juegos como el tetris. - Cultivar las relaciones y actividades sociales: conversar, pasear, jugar a juegos… con otras personas son actividades que fortalecen las habilidades cognitivas en contextos relacionales. - Tener agenda: planificar actividades o tarea e forma diaria o semanal estructura el tiempo y fortalece la cognición. - Cultivar las aficiones e intereses (descubrirlas , si no se tiene claras) y dedicarles tiempo real (planificarlo en la en la agenda). - Estar conectado con el mundo : tratar de mantenerse informado sobre el mundo (periódicos, radio, noticias...).
