Sánchez refuerza aún más su control del PSOE con ministros de máxima confianza en federaciones clave

Pedro Sánchez ostenta hoy un control aún más férreo de todos los resortes del PSOE que hace apenas unas semanas. En plena operación 'renove' de un buen número de liderazgos territoriales de cara al próximo ciclo electoral, el secretario general de los socialistas y presidente del Gobierno ha desplegado por federaciones clave a varios de sus ministros, algunos de los cuales forman parte de su núcleo más estrecho de confianza en la Moncloa. De paso, ha despejado algunas baronías de voces que se habían tornado díscolas sin ni siquiera afrontar primarias. Y en otras, como Aragón, da la batalla para lograrlo.

La lista es larga. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha desembarcado esta semana en Andalucía, donde será aclamada como secretaria general tras el paso a un lado de Juan Espadas. Algo parecido ocurrió en diciembre en el PSOE de Madrid donde de la noche a la mañana Óscar López, ex jefe de gabinete del presidente y ministro de Transformación Digital, se convirtió en líder autonómico madrileño sin necesidad de someterse a la validación de la militancia y tras el descarrile de Juan Lobato.

También se abortaron las primarias hace justo un año en la Comunitat Valenciana para dejar el camino libre a Diana Morant, que desembarcó desde el Consejo de Ministros para suceder a Ximo Puig después de que sus competidores se retiraran. El titular de Política Territorial y expresidente canario, Ángel Víctor Torres, ni siquiera ha dejado su responsabilidad orgánica porque volverá a presentarse en 2027 frente a Fernando Clavijo. Y a la portavoz del Gobierno le encomendaron la misión más complicada: batirse en duelo con la 'mano derecha' de Javier Lambán para desalojar de Aragón a la oposición interna más explícita de Pedro Sánchez junto a la de Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha.

De conseguirlo en Aragón, sería prácticamente la de Page, de hecho, la única aldea gala de los abiertamente críticos a Sánchez en todo el PSOE, después de que Ferraz haya logrado también la renuncia de Luis Tudanca en Castilla y León, que se había enfrentado en los últimos tiempos a la dirección de su partido tanto por la financiación singular pactada en Catalunya como por el propio proceso congresual del partido. A Tudanca, y también sin primarias, lo relevará el alcalde de Soria, Carlos Martínez, de la máxima confianza de la cúpula del PSOE.

Cinco ministros, cinco misiones

Los socialistas sostienen que la lectura de los movimientos que se han llevado a cabo tiene mucho más que ver con la competitividad en el próximo ciclo de elecciones autonómicas como el de 2023 en el que el PSOE se despeñó que con una visión puramente orgánica de control de las federaciones por parte de Pedro Sánchez. “Se trata de gestión del capital humano, pura y dura, en términos de la mayor eficiencia posible, que es fortalecer los territorios con los mejores activos. Y los mejores activos están en el Gobierno”, defendió esta semana Óscar Puente durante una entrevista en TVE.

El caso de María Jesús Montero es, seguramente, el de mayor carga política de cuantas renovaciones se han llevado a cabo. Desde la dirección de los socialistas muestran su agradecimiento a la figura de Juan Espadas, que en su día accedió a abandonar la alcaldía de la capital de Andalucía para embarcarse en la guerra interna contra Susana Díaz, otra de las enemigas íntimas de Pedro Sánchez. Pero otra cosa ha sido el diagnóstico sobre su labor de oposición a Juanma Moreno en la Junta.

Desde hace meses no han dejado de incrementar las voces entre los propios socialistas andaluces que han demandado un cambio para renovar el proyecto político en un territorio que ha sido durante 30 años bastión de poder del PSOE. Y en el congreso federal de diciembre, en Sevilla, esas voces se convirtieron en clamor. La duda sobre el momento del relevo y sobre la persona que debía encarnarlo se han mantenido hasta hace apenas unas semanas, cuando el propio Pedro Sánchez y María Jesús Montero abordaron personalmente la cuestión.

En la dirección del PSOE creen que el paso de la mujer con más poder orgánico e institucional después del presidente supone un mensaje político en sí mismo hacia adentro y hacia afuera del partido. A la interna, porque nadie pone en duda el liderazgo de la vicesecretaria general, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda. Y de cara a las elecciones porque traslada la idea de que ni en el caso de Andalucía, donde el PP ostenta una holgadísima mayoría absoluta, los socialistas están dispuestos a renunciar a la batalla en las urnas por recuperar el poder perdido.

En Madrid es diferente. Ni los más optimistas tienen en privado expectativa alguna de que Óscar López tenga opciones de derrocar a Isabel Díaz Ayuso de la Comunidad, salvo que pueda darse el escenario de que la presidenta madrileña acabe por dar el salto a la política nacional, algo que en las filas socialistas se contempla como una opción real a medio plazo. El sentido del paso dado por el ex jefe de gabinete de Sánchez, explican en el partido, tiene mucho más que ver con el combate político que libran el propio presidente del Gobierno y Ayuso desde hace años, y que en los últimos tiempos ha sido aún más cruento.

En plena ofensiva judicial del gobierno de Ayuso contra la familia de Pedro Sánchez o contra el fiscal general del Estado, la irrupción de Óscar López en la política madrileña es vista como una forma de interponer entre la lideresa del PP y la Moncloa una especie de escudero que capitanee una pelea política que, a juicio de Moncloa y de Ferraz, en ningún caso estaba dando Juan Lobato.

También tiene su particularidad el proceso de primarias que afronta Pilar Alegría. Aunque la portavoz del Gobierno es considerada un activo electoral capaz de competirle las elecciones a Jorge Azcón, el principal encargo con el que aterriza la ministra de Educación y Deporte en las primarias internas es desalojar a Javier Lambán y sus afines del poder orgánico en Aragón, algo muy parecido a lo que se le encomendó en su día a Juan Espadas con Susana Díaz.

En el equipo de Alegría muestran su optimismo sobre las primarias que arrancarán a finales de enero y que la enfrentarán a Darío Villagrasa, el secretario de Organización de Lambán. Y la idea, si es que acaba por imponerse, es consolidar a la portavoz del Ejecutivo como líder de la oposición a Azcón y candidata a las autonómicas de 2027 desde su rol en el Consejo de Ministros, al igual que el resto de sus compañeros.

Con la mirada puesta en ese ciclo de elecciones que debe arrancar el año que viene en Andalucía el PSOE afronta el impulso a alternativas de gobierno allá donde perdieron poder en 2023. Como en Canarias. El diagnóstico de esa debacle de hace apenas año y medio es que se quedaron por el camino algunos ejecutivos autonómicos progresistas bien valorados por su gestión, pero que sucumbieron en el contexto político general de plena ofensiva de la derecha. Y que algunos de ellos, como el de las Islas Canarias, es recuperable en corto plazo.

Por eso, el expresidente canario, Ángel Víctor Torres, no abandonó el liderazgo de los socialistas de las islas tras a llegar al Consejo de Ministros como responsable de Política Territorial y Memoria Democrática. Y el plan pasa por volver a presentarse en 2027 frente a Fernando Clavijo, que preside un gobierno compartido por Coalición Canaria y el Partido Popular.

Antes, hace justo un año, la ministra de Ciencia y Universidades fue impulsada desde Ferraz como líder de los socialistas valencianos y para taponar la salida de Ximo Puig tras perder la Generalitat Valenciana. A Puig se le intentó convencer para que aguantara en la oposición y volviera a presentarse en 2027, al considerarse un caso con semejanzas al de Canarias. Pero su renuncia llevó a recurrir una vez más al Consejo de Ministros para solventar la sucesión y a forzar a los posibles competidores de Diana Morant a renunciar para evitar un enfrentamiento en primarias.

Recientemente refrendada, la ministra de Ciencia será salvo sorpresa la candidata a las autonómicas valencianas a pesar de las voces internas que ya expresan sus dudas sobre la idoneidad de ese perfil y en un contexto político completamente alterado por la gestión de la DANA llevada a cabo por el popular Carlos Mazón.

La teoría es que los movimientos impulsados por Pedro Sánchez desde el Consejo de Ministros solo buscan rearmar políticamente al PSOE para ofrecer candidaturas competitivas en las urnas como alternativas a los “gobiernos reaccionarios” de la derecha apoyada en la ultraderecha. En la práctica, el envío de su gente de confianza supone cerrar el círculo de su control casi absoluto del conjunto del partido.