Todo lo que debes ver en Mostar, la ciudad de los puentes que conectan historia, memoria y culturas
Con influencias otomanas y austrohúngaras, un casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad y una oferta gastronómica que combina tradición y sabor, Mostar luce con orgullo y encanto el renacer de una ciudad marcada por la guerra
Un plan para cada mes del año: por qué visitar estos destinos en 2025 (y el mejor momento para hacerlo)
Mostar es sin duda una de las ciudades más conocidas de Herzegovina. Y no es por casualidad. Cualquier viaje por Bosnia y Herzegovina debería incluir siempre una parada aquí, porque en esta acogedora ciudad siempre apetece quedarse un poquito más. Aunque ya la conozcas, Mostar sabe darte nuevos motivos para volver a ella con calma.
Mostar es una ciudad cargada de historia, antigua y reciente. Su nombre proviene de los “mostari”, los guardianes del puente medieval que cruza el río Neretva. Y aunque fue testigo de algunos de los episodios más duros de la Guerra de Bosnia, ha sabido renacer para ofrecer hoy una mezcla fascinante de cultura, patrimonio y hospitalidad.
Con un casco antiguo que refleja siglos de influencia otomana y un puente que simboliza la reconciliación, Mostar es un lugar donde el pasado y el presente van de la mano. Además de ser un referente histórico, la ciudad cuenta con una sugerente vida cultural, mercados tradicionales y una gastronomía deliciosa que invita a probar platos locales tan típicos como el ćevapi, el ražnjići, la pljeskavica o el burek.
Si estás pensando en ir a Mostar, sea o no tu primera vez, hemos recopilado aquí algunos de sus rincones más emblemáticos para que aproveches al máximo tu tiempo en esta cuidada ciudad balcánica.
Stari Most (Puente Viejo)
El Puente Viejo es el símbolo más conocido de Mostar. Construido en el siglo XVI por el arquitecto otomano Mimar Hajrudin, este puente de 30 metros de largo y 4 metros de ancho conectaba las dos orillas del río Neretva y simbolizaba la convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes.
Durante la Guerra de Bosnia, en 1993, el puente fue destruido por el ejército croata, pero gracias a la intervención de la UNESCO y la comunidad internacional, fue reconstruido y reinaugurado en 2004. Desde 2005 el Stari Most es Patrimonio de la Humanidad y sigue siendo un símbolo de la reconciliación en los Balcanes. Si visitas Mostar en verano, es posible que veas a los famosos saltadores del puente lanzarse al agua sin miedo a las alturas.
Calle Kujundziluk
Situada en el casco antiguo, la calle Kujundziluk es uno de los rincones más pintorescos de Mostar. Este antiguo bazar, que data de la época otomana, está lleno de tiendas de artesanía, joyerías y cafeterías donde puedes tomarte tranquilamente el típico café bosnio. Que si no lo sabías, con su sabor fuerte y aromático es casi tan famoso como el propio Stari Most.
Pasear por esta calle es como retroceder en el tiempo. Las casas de piedra y las fachadas de colores pastel van marcando tu camino, transportándote a otra época, mientras los escaparates repletos de souvenirs te recuerdan que estás en una de las ciudades más turísticas del país. Antes de perderte dando vueltas, ten en cuenta que desde aquí puedes conseguir unas de las mejores vistas del Puente Viejo.
Mezquita Koski Mehmed Pasha
Construida en 1618, esta mezquita es una de las joyas de la arquitectura otomana en Mostar. Aunque fue gravemente dañada durante la guerra, ha sido restaurada y conserva parte de su decoración original, incluidas las vidrieras de colores y las pinturas murales.
La principal atracción de esta mezquita es su minarete, al que se puede subir para obtener una de las mejores panorámicas de la ciudad. Desde allí tendrás una vista espectacular del Stari Most y del río Neretva, así que no lo dudes y sube hasta lo más alto.
Kriva Cuprija (Puente Torcido)
El Kriva Cuprija es un pequeño puente de piedra que cruza el río Radobolja, un afluente del Neretva. Se cree que fue construido en 1558 como prueba antes de la construcción del Puente Viejo.
Aunque más modesto que su hermano mayor, este puente tiene un encanto especial y es uno de los lugares más tranquilos para pasear en Mostar. A su alrededor encontrarás terrazas y restaurantes donde disfrutar de la gastronomía local, así que aprovecha. Si puedes, pasea por esta zona al atardecer, cuando los tonos cálidos bañan las fachadas de piedra y empiezan a encenderse las primeras luces de las calles, porque la estampa es de auténtica postal.
Lucki Most
El Lucki Most es otro de los puentes que cruzan el río Neretva. Es un puente moderno, de diseño funcional, y no tiene nada que ver con los dos anteriores que hemos mencionado, pero merece la pena cruzarlo porque ofrece algunas de las mejores vistas del casco antiguo de la ciudad.
Desde aquí se pueden apreciar los minaretes y cúpulas de las mezquitas, así como la impresionante silueta del Puente Viejo frente a nosotros. Es una visita recomendada para quienes quieran descubrir una cara menos turística de Mostar y disfrutar de un paseo tranquilo.
Museo de las Víctimas de Guerra y Genocidio
Para entender la historia reciente de Mostar, una visita al Museo de las Víctimas de Guerra y Genocidio es imprescindible. Este museo ofrece un recorrido impactante por los horrores de la Guerra de Bosnia, a través de testimonios, fotografías y objetos personales de las víctimas.
Se trata de una visita dura pero fundamental para comprender el contexto histórico de la ciudad y el sufrimiento que ha marcado a sus habitantes. Además, también ofrece una exposición sobre la destrucción del Puente Viejo.
Mezquita Karadjoz Bey
La Mezquita Karadjoz Bey es otra de las joyas de la arquitectura otomana en Mostar y una de las más grandes de la ciudad. Construida en 1557 por el arquitecto Sinan, destaca por su gran cúpula y su prominente minarete.
Desde lo alto del minarete puedes conseguir impresionantes vistas del casco antiguo y del río Neretva. Mientras que su interior, decorado con motivos geométricos y caligrafía islámica, refleja la riqueza cultural de la época otomana.
Casa Muslibegovic
La Casa Muslibegovic es una de las mejores muestras de la arquitectura otomana en Mostar. Esta casa, construida en el siglo XVIII, ha sido declarada Monumento Nacional y hoy en día funciona tanto como museo como hotel boutique.
Sus interiores están decorados con muebles y objetos tradicionales, y su patio es un remanso de paz en medio de la ciudad. Si quieres hacerte una idea de cómo vivían las familias acomodadas durante la época otomana, añádela sin duda a tu lista de sitios que no te quieres perder.
Plaza de España
La Plaza de España es un homenaje a los 23 militares españoles que perdieron la vida en Bosnia durante la misión de paz de la ONU. En esta plaza se encuentra una placa conmemorativa y una bandera española, un recordatorio del vínculo entre España y Bosnia.
El edificio más destacado de la plaza es el Gimnazija, lo reconocerás por su característico color amarillo. Un instituto construido durante la ocupación austrohúngara que sigue siendo un símbolo de la educación y la convivencia multicultural en Mostar.
Sniper Tower
La Sniper Tower es uno de los lugares más estremecedores de Mostar. Este antiguo banco, hoy en ruinas, fue utilizado como base por los francotiradores durante la guerra y sus paredes aún muestran los impactos de bala.
Frente a sus demacradas paredes no es difícil hacerse una idea de los horrores de la guerra. Junto a las cicatrices que aún quedan en la ciudad, esta visita no es mal lugar para reflexionar sobre todo lo que conllevan los conflictos bélicos.
Blagaj y la Casa Derviche
A solo 15 minutos en coche de Mostar se encuentra Blagaj, un pequeño pueblo conocido por su llamativa Casa Derviche, situada junto a una cueva de la que brota el río Buna. Esta casa, construida en el siglo XVI, ha sido históricamente elegida como lugar de retiro espiritual, por lo que ya te puedes hacer una idea de la paz que allí se respira.
El entorno natural de Blagaj es reconfortante, las paredes rocosas sin duda sobrecogen, por lo que si buscas un plan más tranquilo fuera de la turística Mostar, no es mala idea elegir uno de los restaurantes que te esperan junto al río para probar la famosa trucha de la zona.
Cascadas de Kravice
A menos de una hora de Mostar se encuentran las cascadas de Kravice, uno de los tesoros naturales del país. Estas cascadas, formadas por el río Trebižat, crean un estanque natural ideal para darse un baño en los meses de verano mientras que te rodean numerosos saltos de agua. Es como si te bañaras en un Iguazú a escala.
Si tras conocer Mostar en profundidad el cuerpo te pide un poco de naturaleza, este es el lugar perfecto. Con cascadas de 25 metros rodeadas de una frondosa vegetación, lo más probable es que aquí encuentres esa desconexión que andas buscando.