El asesinato de un menor en Gerena, una alerta para la sociedad contra el cóctel jóvenes-machismo-violencia

Sucesos como el de Gerena del pasado miércoles nos llevan a preguntarnos por qué un chaval de 19 años resuelve sus problemas a puñaladas. Si el asunto viene dado por un tema de celos entre adolescentes, con un violento sentido de la propiedad muy exacerbado, como indican fuentes de la investigación, la cuestión se torna más que preocupante cuando los discursos en favor de la igualdad y del respeto, al menos sobre el papel, llevan ya tiempo dentro de nuestra sociedad. ¿Cómo un joven ha podido llegar a ese extremo? ¿Qué estamos haciendo mal para que sucedan estas cosas?

Este periódico ha consultado con voces conocedoras de la materia para tratar de dar respuesta a esas preguntas. Gema Otero, experta en coeducación y prevención de la violencia estructural contra las mujeres desde la infancia, está más que acostumbrada a abordar las violencias machistas entre adolescentes y jóvenes, y da charlas sobre ello como en esta ocasión en la que le acompañamos a un instituto de Alcalá de Gaudaíra. Chavales de muchos IES de la provincia de Sevilla como del que salía Aarón, asesinado con apenas 17 años, han guardado un minuto de silencio este viernes a media mañana, haciendo un parón en su jornada escolar para rechazar la violencia y defender la educación como herramienta clave para promover la convivencia, la tolerancia y el respeto.

Con prudencia “a falta de una versión oficial de la Policía”, Otero considera que “nos encontramos con un caso de violencia masculina extrema ejercida sobre un chico menor en el que aparecen numerosos elementos relacionados con un modelo de masculinidad violento y dominante, que prefiere ejercer el poder a través de la violencia y no a través del diálogo y la empatía”.

El cambio social no solo depende de un sistema educativo que está a años de luz de ser coeducativo, sino que se necesita una verdadera transformación estructural en todos los ámbitos e instituciones

A su juicio, “hablar de 'celos' como posible móvil de este asesinato es obviar la verdadera raíz de una cultura machista que socializa en el poder, el control y el dominio masculino sobre las mujeres, hasta el punto de deshumanizarlas y verlas como una propiedad de uso exclusivo de un solo hombre, cuando hablamos de relaciones amorosas, y de uso compartido para el resto de los hombres cuando hablamos de explotación sexual de mujeres y niñas”.

Según relata la especialista, “el problema es estructural, es decir, vivimos en un sistema social muy patriarcal y violento”. “Como coeducadora apuesto por la coeducación desde los primeros años de vida para que niñas y niños aprendan a relacionarse desde la empatía, la solidaridad, los buenos tratos y la igualdad, pero el cambio social no solo depende de un sistema educativo que está a años de luz de ser coeducativo, sino que se necesita una verdadera transformación estructural en todos los ámbitos e instituciones que forman parte de nuestra sociedad”.

“Todos los agentes sociales deben asumir la responsabilidad compartida de generar nuevas estructuras, prácticas, narrativas e imaginarios colectivos que apuesten por una cultura pacífica y por la igualdad real y efectiva”, concluye Otero, en consonancia con el planteamiento, desde un punto de vista judicial, de la abogada María Jesús Correa en esta reciente entrevista.

Horarios laborales compatibles con la vida familiar

Amanda Martín, especialista en Protección Infantil de Unicef España, considera que las situaciones de violencia extrema como la vivida en Gerena “tienen que ser una alerta para toda la sociedad, en particular para las familias y en concreto para los centros educativos, que es donde los niños, las niñas y los adolescentes pasan el mayor número de horas aparte de en sus casas”.

Todo eso pasa por que los profesionales y las familias tengan acceso a formación, herramientas de consulta, buenas condiciones laborales, apoyos externos en sus municipios, para poder ocuparse de sus hijos en buenas condiciones y que tengan horarios laborales compatibles con la vida familiar

“El abordaje de la violencia pasa por la prevención, por la detección precoz y por la intervención temprana para que los niños y las niñas puedan crecer, disfrutar, desarrollarse, educarse y jugar en entornos de buen trato donde no solamente no exista la violencia, sino que además haya adultos con las capacidades, las herramientas y la consciencia sobre la responsabilidad que le corresponde a la hora de acompañarles en su proceso de desarrollo”, apunta la especialista.

Para Martín, “eso significa, entre otras cosas, educar y enseñar a socializar y a relacionarse en condiciones de igualdad, dotarles de herramientas para la gestión de sus emociones, para que expliquen lo que necesitan, para que pidan ayuda, para que dominen la frustración, para que interactúen con otros de manera empática y sean conscientes de cuáles son las normas que entre todos nos hemos dado. Y todo eso pasa por que los profesionales y las familias tengan acceso a formación, herramientas de consulta, buenas condiciones laborales, apoyos externos en sus municipios, para poder ocuparse de sus hijos en buenas condiciones y que tengan horarios laborales compatibles con la vida familiar”.

De acuerdo a los argumentos de la representante de Unicef, se trata de que padres y madres “tengan tiempo para pasarlo con sus hijos e invertir en su educación y en su crianza”. Paralelamente, destaca que los centros escolares hagan “una labor preventiva que pasa por la educación, la generación de entornos de cuidado y protección, la creación de espacios seguros donde se sientan cómodos y crezcan sabiendo que las relaciones tienen que ser en condiciones de igualdad, que la violencia no es una forma de resolver los conflictos, que la igualdad entre los géneros es absoluta y tiene que ser real, efectiva y que se demuestre en el día a día de las relaciones”.

El proceso de cosificación del ser humano es muy fuerte, con lo cual es mucho más fácil que una persona cometa actos de violencia sobre otra. Nuestra sociedad está normalizando la violencia

En ese tipo de entornos adecuados se pueden “detectar indicadores de riesgo, abordarlos de manera inmediata, acompañar a los adolescentes que tienen problemas, establecer una red de colaboración con los municipios y las comunidades autónomas para que los servicios, los profesionales y los programas de apoyo a los jóvenes lleguen de manera simultánea y coordinada a todos ellos y las familias que lo necesitan”. “Solo invirtiendo en educación, en prevención, en formación y en buenas condiciones para las familias y los profesionales que están en el día a día de los niños será posible decir que tenemos éxito, prevenimos la violencia, evitamos que estas situaciones trágicas ocurran y protegemos a las víctimas adecuadamente”, concluye la experta.

La violencia a través de Internet

Para Amparo Díaz, abogada especializada en violencia de género, “vivimos en una sociedad en la que se promueve el uso de la violencia y la cosificación del ser humano” a través “de Internet y los videojuegos”, y “se están promoviendo por completo ataques agresivos” cuando “uno de los derechos que especialmente tienen la infancia y la adolescencia es el derecho a vivir ajenos a contextos de la violencia”

“El problema –a su juicio– es que el contexto de violencia se nos está metiendo ya no solamente por las conductas que pueda tener algún miembro de la familia sino porque Internet está trayendo la violencia en todos los domicilios y en la vida diaria de los niños, adolescentes y jóvenes”, “deteriorándose” además la capacidad de empatizar por el “uso durante tantas horas de los dispositivos electrónicos y el acceso a información online”.

En ese sentido, “el proceso de cosificación del ser humano es muy fuerte, con lo cual es mucho más fácil que una persona cometa actos de violencia sobre otra. Nuestra sociedad está normalizando la violencia, la cosificación del ser humano y las conductas de desprecio, humillación y agresividad hacia las otras personas, especialmente mujeres y niñas, pero también respecto de niños y hombres adultos”, asegura la letrada.