Todas las mujeres de Francisco
Son mayoría abrumadora en las parroquias, en la vida consagrada, en las obras sociales… Pero minoría más que constatada en los puesto de responsabilidad en la Iglesia católica. De ahí la relevancia adquirida desde este lunes por Simona Brambilla, la misionera italiana de 59 años que se ha convertido en la mujer más poderosa en el «staff» vaticano, al ser designada por Francisco como la primera mujer prefecta en la historia de la Iglesia, en el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades Apostólicas.
El techo de cristal roto por esta psicóloga y enfermera al ponerse al frente de uno de los dieciséis «ministerios» de la Santa Sede junto a quince hombres habla del salto dado por el Papa argentino, pero deja en evidencia la distancia en materia de paridad con respecto a la sociedad civil.
Jorge Mario Bergoglio es consciente de esta brecha y así lo manifestó hace justo un mes: «Nosotros estamos acostumbrados con esta cultura machista, a tener a la mujer, no digo como el perrito o el gato de la casa, pero como un ser humano de segunda categoría y nos olvidamos de que las que llevan adelante el mundo son las mujeres y –dicen algunos– son las que mandan». Para el Obispo de Roma, «todavía no hemos caído en la cuenta de lo que significa la mujer en la Iglesia y por ahí nos quedamos solamente en la parte funcional. Pero el papel de la mujer en la Iglesia va mucho más allá de la funcionalidad. Y eso es lo que hay que seguir trabajando. Mucho más allá».
Y no se ha quedado solo en palabras. Lo cierto es que desde el inicio del Pontificado de Francisco, las empleadas directas de la Curia Romana han pasado de representar el 19,3% al 26,1%. El número de trabajadoras en puestos de alta responsabilidad se ha triplicado en diez años.
En el ámbito del liderazgo, Francisco ha pisado el acelerador con respecto a sus predecesores para que ellas asumieran puestos de mando. El Pontífice actual habría encumbrado a cerca de una veintena de mujeres de forma oficial a la cúspide de la pirámide curial. Hasta el nombramiento de Brambilla, la que concentraba más poder en la Curia era la religiosa salesiana Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Desde marzo de 2021 era subsecretaria de este departamento, pero Francisco tuvo que tirar de ella antes de finalizar ese año por una cuestionable gestión de quienes la precedieron. Pero si de alguien parece estar orgulloso Bergoglio es de Raffaella Petrini, hermana franciscana de la Eucaristía, que desde hace poco más de tres años es la secretaria general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. En términos coloquiales, se la podría definir como la alcaldesa del Estado más pequeño del mundo. El propio Francisco presume de ella en conversaciones más informales: «Desde que la hermana Raffaella maneja todo se han acabado todos los problemas».
Con un déficit de africanas y asiáticas notable, y con más monjas que laicas, hay dos españolas en el escalafón curial. Por un lado, la murciana Carmen Ros, religiosa de Nuestra Señora de la Consolación. Es subsecretaria del Dicasterio capitaneado por Brambilla y como sucede con Cuda y Guerra, comparte misión con el claretiano vizcaíno Aitor Jiménez Echave. Por otro lado, Nuria Calduch-Benages, misionera de la Sagrada Familia de Nazaret, que es secretaria de la Pontificia Comisión Bíblica, organismo que nació para defender la ortodoxia en la interpretación de la Biblia y promover el estudio de las Sagradas Escrituras.