Felipe tiene un negocio de venta de frutas y verduras en el mercado de la colonia Postal, en la Ciudad de México. Desde hace tres años ofrece la opción de cobrar con una terminal electrónica de la empresa Clip, pues “mucha gente a veces no trae efectivo y prefiere pagar con tarjeta”. Y sí, casi la mitad de sus clientes usa esta modalidad. Felipe nos da una sorpresa: “Pagan así sobre todo en sábados y domingos”. Y otra: “no sólo jóvenes lo usan, también los clientes mayores”. Pero ojo, Felipe no puede pagar con tarjeta donde se surte en la Central de Abasto, el mercado de productos frescos más grande del mundo. “Ahí a veces te aceptan transferencia pero casi siempre el pago es en efectivo, ni modo”, dice. Sólo 70% del comercio se realiza en efectivoEl profesor Cuauhtémoc Rivera sabe lo que pasa en las tienditas. De 2020 a la fecha han incrementado los negocios que pueden cobrar, sobre todo, con terminales de Clip y Mercado Pago: pasaron de dos por cada 10 comercios, a cuatro. El problema es que los pequeños negocios transfieren el costo financiero de la operación a los clientes. “Y eso desincentiva el pago con tarjeta”. Los bancos deberían acompañar el esfuerzo de incluir a esos negocios pero no lo hacen. De modo que los comerciantes corren con los riesgos solos. “Por eso hay países ‘bananeros’ con mayor uso de medios digitales, aquí en México 70 por ciento del comercio se realiza en efectivo”, dice Rivera.De acuerdo con él y el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), las micro y pequeñas empresas necesitarían comisiones más bajas, que no se exija saldo elevado en la cuenta, masificación del internet y subsidios para adquirir las terminales electrónicas.México ‘ama’ el dinero en efectivo…. por necesidadDebido a que la gigantesca economía informal no está vinculada al sistema financiero, es decir, no está “bancarizada”, se tiene que usar monedas y billetes en el país. Menos de una tercera parte de los adultos maneja tarjetas de crédito o débito, transferencias o domiciliación. Según Guillermo Cárdenas, economista senior de BBVA México, de los casi 80 millones de personas que operan dinero, más de 67 millones usan preponderantemente efectivo (87.5 por ciento) y sólo una pequeña porción (12.3 por ciento) recurre a medios electrónicos. ¡Pst!, que los bancos repartan más el juego, ¿o no?Myriam Cosío es jefa de Asuntos Externos del agregador de pagos Clip. Piensa que han hecho una gran cosa desde 2014 –contribuir a que millones de negocios tengan terminales punto de venta (TPV)–, pero serían más felices si hubiera mejores condiciones para extender los servicios financieros. Ha insistido por años en que “los bancos son dueños de la cancha, la pelota, los árbitros y el equipo”, mientras que los agregadores de pago corren con los costos y riesgos de los comercios chiquitos. Si bien las empresas como Clip “cubren 70 por ciento de las terminales activas, sólo tenemos 6 por ciento del volumen”, debido a que los bancos atienden los puntos donde se genera el mayor monto de consumo. “Y con todo, en 25 por ciento de los negocios del país, formales o informales, aceptan pagos electrónicos… y hay una gran oportunidad en los restantes”, agrega Cosío. Imprimir papel sale caro, ¿ya nos pondremos las pilas?El dinero en efectivo es más caro para las economías, pues se tiene que imprimir y distribuir. Por ello las autoridades de varios países van mudando sus sociedades a unas que funcionen sin efectivo. México va en esa ruta, por ahora a través de plataformas como Uber, Airbnb, Mercado Libre, Rappi, Amazon, y tantas otras, además del sistema de transporte de la Ciudad de México y ciertos trámites gubernamentales locales y federales, o a través de transferencias CoDi o Spei. Pero camina lentamente. ¿Se pondrán las pilas la Secretaría de Hacienda, el Banco de México, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y las entidades que motivan la inclusión financiera?Así está lo informal de la economía formalLa señora Matilde es dueña de un depósito de chelas en Costa Esmeralda, Veracruz. “La gente del pueblo paga en efectivo pero los de fuera, los turistas, piden pagar con tarjeta”. No tiene aún terminal electrónica pero su nieto Omar le enseña a recibir transferencias y la convence de que contacte a un agregador de pagos: “¡No es tan difícil, abuela!”.Omar, por su lado, vive en el barrio de Santo Domingo, cerca de Ciudad Universitaria, en la Ciudad de México, y sabe que “casi todos los puestos de la calle reciben tarjeta con Mercado Pago, pero cobran un extra. Por una orden de tacos de 35 pesos cobran dos pesos, pero por tres órdenes te cobran… ¡20 pesos extra!”. El nieto aún no sabe a cuánto asciende la “comisión” informal. El dilema que sufren los países prósperosUn paisano que radica en Finlandia comentó a un periodista que ese gobierno recomendaba “guardar efectivo en casa, porque podría ser que en caso de emergencia no se pudiera pagar con medios electrónicos”, debido al riesgo derivado de ser vecinos de la belicosa Rusia. Los escandinavos, que están abandonando el efectivo de manera masiva, hoy se lo piensan un poquito. En Suecia iban a prohibir el ‘cash’ pero sus adultos mayores aún quieren usarlo. Los países ricos, a veces, también lloran. AMP/GSC
